viernes, octubre 23, 2009

LOS PADRES DE LAS SEVILLANAS

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Si llegara a entrar en este blog mucha gente algún día, ya sé que este comentario será motivo de muchas controversias.

Pero la cosa está clara. La historia de las sevillanas es larga y se pierde en lo remoto de los tiempos. Pero la historia moderna de las sevillanas tiene un principio claramente definido. La grabación de los primeros discos por sevillanas. Y quienes tuvieron el honor de hacerlo fueron los Hermanos Toronjo (Paco y Pepe Toronjo Arreciado).

Luego vendrán las voces airadas diciendo que Los Romeros de la Puebla son los mejores (cosa que comparto), que Los Hermanos Reyes son los auténticos padres de la sevillana (creo firmemente que son los padres de la sevillana moderna), que si los Hermanos Toronjo sólo hicieron grabar en disco las sevillanas del pueblo de siempre.

A Los Hermanos Toronjo les cabe el honor de haber grabado en disco las primeras sevillanas, y en consecuencia creo que merecen el título de padres de las mismas. Nadie salga ahora diciendo que Imperio Argentina, o Estrellita Castro ya habían grabado y cantado sevillanas; esto es cierto, pero esas incursiones esporádicas en las sevillanas son sólo eso. Nunca discos completos dedicados exclusivamente a las sevillanas vieron la luz hasta que Los Toronjo los grabaron.
 

Cualquiera que quiera saber y entender de la historia de las sevillanas debe de saber lo que Los Toronjo representaron en ella. Y aunque pueda discutirse sobre la calidad de sus sevillanas o de sus voces (que goce las sevillanas bíblicas) nadie pódrá discutir que estos dos hermanos de Alosno son figuras imprescindibles y necesarias dentro de las sevillanas.

Este artículo atañe a la historia de las sevillanas, de la que quiero escribir, pero atañe también a mi niñez, y en especial a aquellas tardes de principios de los 60 en que el fuerte calor nos recogía a los chiquillos en casa hasta que refrescara un poco con la caida de la tarde y podíamos salir ya a la calle a jugar con los amigos. No había televisión, no había ordenador, no había casi ni juguetes, y por no haber no había ni frigorífico y había que mitigar el calor con agua del búcaro y un abanico, o en su defecto con el soplillo que se usaba para aventar la cocina de carbón (en mi casa lo llamaban el aventador). Pero lo que si había era una radio con la que matar el tiempo (en mi casa era una Philips); y en ella sonaban muchas cosas de las que también iré hablado más adelante, pero  lo que viene a cuento es que sonaban esas maravillosas sevillanas desde las cuales los Toronjo nos decían que el Rocío es bonito por la mañana (flores a ella), que el tío Alonso estaba en el brocal del pozo, que el árbol del querer bien no tiene más que una rama o que dos poderosas naves se iban batiendo. Y en el colmo de la exquisitez nos citaban pasajes bíblicos para darnos a conocer que Dalila era infame, que Absalón presumía de sus cabellos, que Judith mató a Holofernes, o que David vio a Betsabé en el baño. Toda una lección de religión desde el viejo aparato Philips de mi casa.

Y aunque a los que vamos para viejos nos parezca que, como dice el dicho, "cualquier tiempo pasado fue mejor" (esto es cierto sólo porque en cualquier tiempo pasado éramos más jóvenes), yo bendigo a las nuevas tecnologías y en especial a Internet que me ha permitido después de mucho tiempo rescatar esas reliquias de los Toronjo que creí perdidas en lo más hondo de mis recuerdos.

También Internet me permite plasmar esto aqui y vivir en la esperanza de que alguien algún día lo leerá.



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