martes, octubre 26, 2010

FERIA DE ABRIL

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Tal vez alguno de Vds. se haya ya preguntado por qué un tío al que le gustan tanto las sevillanas todavía no ha hablado del escenario idóneo para su representación. Bueno, supongo que como aquella vitamina de tan mal sabor que me daban de chico es un mal trago que no hay más remedio que pasar.

¿Un mal trago? Si, queridos lectores. Yo soy un gran amante de las sevillanas como estáis pudiendo ver, pero sin embargo hace ya muchos años que, si tengo que ir a la Feria, no voy a gusto. Ya sé que esto es difícil de explicar, y lo es tanto más cuanto que de joven me gustaba mucho la Feria, especialmente esa Feria entrañable del Prado de San Sebastián, pero los tiempos cambian, la Feria ha cambiado, y desgraciadamente las personas también cambiamos, tanto físicamente (a peor desde luego) como mentalmente.

Voy a hablar ahora de mis recuerdos, especialmente de aquella Feria pequeñita y encantadora del Prado, pero como decía Tenorio (Don Juan, que no Manu) “no debo asunto dejar, tras mi que pendiente quede”, y es por ello que les voy a exponer mi opinión de la Feria en la actualidad.

1º.- Es altamente incómoda. Es necesario andar grandes distancias para ir de un sitio a otro, sin nombrar lo lejos que hay que dejar actualmente el coche.

2º.- Es altamente cara. Para tomar una copa y echar unos cantes no es necesario dejarte el presupuesto de un mes

3º.-Es altamente clasista. Si no tienes caseta propia, tienes que ir a la de amigos y conocidos, pero yo personalmente no me siento a gusto en una de esas casetas, donde por regla general los socios son varios y aunque entres por uno hay muchos a los que no conoces.

Quiero hacer aquí un inciso, porque cualquiera que no siendo sevillano lea esto podrá pensar cualquier cosa, y cada cosa debe estar en su sitio. El sevillano por regla general es generoso; es más, yo diría que tremendamente generoso. Si Vd., sevillano, español o extranjero logra franquear la entrada de una caseta ya estará dentro de la casa de sus propietarios (su casa durante una semana), y será tratado como un invitado, y excuso decir lo que esto significa dada la generosidad de los sevillanos; nunca le faltará quien le llene su copa vacía, le arrime un plato de jamón o queso para que pique, le anime a tocar palmas o bailar aunque no tenga ni idea de ello, y se deshará en atenciones para Vd..



Buena parte de la esencia de la Feria está en sus casetas, y cuando Vd. entre en ellas será bienvenido y agasajado como digo, pero lo difícil es entrar. Al fin y al cabo estamos hablando de la casa ferial de sus propietarios, y normalmente se encargan de blindar su entrada con un guarda o vigilante, y de hecho están en todo su derecho, ya que de su casa se trata, pero este blindaje dificulta la posibilidad de los que no tienen caseta de entrar a tomar una copa en un sitio decente; y aunque hubo un tiempo en que las casetas de Distrito cumplían este cometido hoy en día por desgracia es mejor ni pasar cerca de ellas, ya que se han convertido en parajes de botellona y de multitud de peleas entre jóvenes a su alrededor.

¿Estos mismos inconvenientes no concurrían en la Feria del Prado? La verdad es que unos si y otros no. Allí la Feria no era incómoda como fácilmente se comprende. Allí la Feria si era cara y si era clasista, ya que así ha sido siempre, pero se da la circunstancia de que yo era un niño, o un joven imberbe, o un joven casi veinteañero mientras la Feria estuvo en el Prado, y no cabe duda de que estos inconvenientes se soslayan mejor siendo joven. Y desde luego alli no había jóvenes formando bulla ni malos rollos.



Además, la Feria del Prado tenía su espacio de desahogo para todos aquellos que no tenían caseta que llevarse a la boca: La Plaza de España y por añadidura todo el Parque de María Luisa. Aquella Plaza de España llena de gente, de corros cantando y bailando, de diversión generalizada o simplemente de descanso en los bancos representativos de las ciudades españolas. Sólo era necesario, al igual que pasa en las actuales botellonas, irse provisto de las correspondientes botellas de fino o manzanilla, e incluso había quien iba bien preparado y llevaba también el condumio. En las calles del Prado la alegría de las casetas privadas, en la Plaza de España la feria paralela, la de los jóvenes sobre todo que a falta de caseta improvisaban año tras año su particular Feria en tan incomparable marco.



Y después de mucho cantar, mucho bailar, mucho comer,  y mucho reir, a la calle del Infierno, pero no andando varios kilómetros, sino allí mismo, a dos pasos como quien dice. Naturalmente, aquella calle del Infierno no tenía nada que ver con la de hoy en día. Bien en verdad que en 1.972(último año de la Feria en el Prado) ya habían comenzado a aparecer cacharros más arriesgados que los tradicionales pero aun estaban lejos los atrevidos cacharros de hoy en día que llevan a los que se suben a increíbles alturas haciéndolos caer a peso, o poniéndolos boca abajo, o dándole vertiginosas vueltas sin parar.

¡Ay!, no sean Vds. quisquillosos. Ya sé que se llaman atracciones y no cacharros, pero no puedo sustraerme al encanto del magnífico nombre que en mi niñez tenían. Ningún niño de aquella época diría vamos a montarnos en las atracciones, sino vamos a los cacharritos. Y aunque cada uno tenía su nombre específico, tiovivo, noria(¿se acuerdan de aquella antigua noria de madera?), látigo, coches locos, torpedos, tren de la bruja, etc., su nombre genérico para los niños era cacharritos. Y todo ello sin olvidar las barracas donde pegar unos tiros para ganar un puro Alvaro de boquilla, o en el peor de los casos una gorda bola de anis, jugar a la tómbola o pescar los patitos.




Los tiempos pasan, y aunque nos gustaría que algún tiempo en concreto volviera, la verdad es que nunca volverán, como nunca volverá aquella entrañable Feria de Abril tan a mano, tan cerca de todo, tan pequeña y coqueta; la Feria del Prado de San Sebastián; la misma que un día murió y dio paso a la Feria de Los Remedios; la misma que pronto morirá y dará paso a la Feria de la Cartuja, que será aún más grande, aún más magnífica; pero seguramente también, aún más incómoda.
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jueves, octubre 21, 2010

CON LA COLABORACION ESPECIAL DE (III)

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LOS DE LA O.- Aquí tenemos a un grupo de Bollullos de la Mitación, no muy conocido del gran público. En principio eran 4 componentes que cantaban bajo el nombre de Los Andaluces. En 1.972 ya sólo están 3: José Manuel, Antonio y Antonio graban como los de la O su primer disco; si bien, y  a pesar de que era un disco con algunas sevillanas preciosas, no tienen mucho éxito en un mundo donde las sevillanas, aún incipientes, no tenían público para muchos intérpretes, y el cupo estaba ya bien cubierto con los grandes. Resurgen en 1.980, y durante esta década viven sus momentos más gloriosos. Mis amores colombianos, Mujer sevillana, Gorrión, Sevillana para las madres, En silencio nos amamos, La molinera, Cinco “sentíos”, Paloma del alba, Pastora cuatroviteña, son algunos de sus títulos más significativos.

“ Pa” “toas” las madres del mundo
Vayan estas sevillanas

Por si tiene alguna pena
Con este cante alegrarla

Ellas cuidan de nosotros
Hasta que somos mayores
Y luego la abandonamos
Cuando encontramos amores

Y por eso le cantamos
A todas las madres buenas
Estas cuatro sevillanas
“pa” que se alegren sus penas

Quiero hacer aquí un inciso en memoria de un bollullero que conocí, ya desaparecido, llamado Paco Alba. Un autor que sin conocimientos académicos de música nos ha legado grandes sevillanas, como por ejemplo “El tío del tambor” o “Así es Triana”. Como no podía ser de otra forma, sus paisanos, Los de la O, también cantaron sus sevillanas, como “Al Rocío con mi gente” o ésta llamada “Gorrión”, cuyo primer palo les dejo aquí en memoria de ambos, y de los buenos momentos echados en el bar que Paco poseía en la calle Larga de Bollullos.

Cuando en verano se cae
El gorrión de su “nío”

Piando las amarguras
De su cuerpo “dolorío”

Tú que sabes de este mundo gorrión
Tú que te has “criao” entre rejas
Y comes de los trigales
Dile a “tos” los pajarillos
Lo que es criarse sin madre.



Los de la O han sido uno de tantos grupos de sevillanas que nunca pudieron dejar sus trabajos para vivir exclusivamente de ellas, y de esta forma es difícil la continuidad y el éxito. Pero en sus apariciones, los años que grabaron nos dejaron auténticas joyas de las sevillanas como legado; y también versionaron sevillanas de distintos grupos. Por Internet podrá encontrar lugares donde escucharlos, como por ejemplo Napster. No se los pierda.





ECOS DE LAS MARISMAS.- Este es otro grupo cigarrero que comenzó su andadura con cinco miembros para pronto quedarse en cuatro, Guillermo, Pepe, Francisco y Daniel, y que ha sufrido numerosas vicisitudes y distintos cambios de integrantes a lo largo de su dilatada carrera.



En la actualidad sus componentes son Francisco, Guillermo y Faustino, éste último hijo de Faustino Cabello el de Romeros de la Puebla, que ha sido en 2.008 la última incorporación al grupo

Por Dios Dolores, Que me importa a mi que tenga, La carreta, Padre, Vamos a darnos la mano, Del Aljarafe al Rocío, Que me busquen en Sevilla, Vuelven las golondrinas, Triana, Tu promesa.

Y sobre todo La medalla, sin ninguna su mayor éxito

Que yo le he visto en el pecho
Una medalla muy vieja
Con un cordón “renegrío”
Que apenas se ve la cara
De la Virgen del Rocío.



Ecos de las Marismas han cuidado siempre el sonar de forma alta, al estilo de sus paisanos Los Romeros. Voces prodigiosas que es necesario escuchar. En internet encontrará numerosos sitios donde hacerlo. Deléitese con ellos, porque este grupo es de los grandes; de aquellos que sólo les ha faltado un pequeño escaloncito para estar en lo más alto.





GRACIA MONTES.- Esta mujer no necesita presentación. Todo el mundo la conoce, y no es precisamente por sus sevillanas, si bien yo la traigo aquí por dos cosas.

La primera por ser una auténtica pionera entre las mujeres en el cante por sevillanas, y no hablo de alguna sevillana aislada que otra, sino de un disco completo. La segunda es porque este disco al que he hecho alusión es un disco genial con temas geniales.Amores locos, Te mira la niña, Viene Triana , Farolillos encendidos. Un disco precioso que gozó de gran popularidad en su tiempo y en el que destacó sobremanera la sevillana  “La Virgen y el Niño”

A la Virgen del Rocío
Le gustan las sevillanas

Pero como tiene al Niño
No puede tocar las palmas

El Niño que se dio cuenta
Le dijo que lo soltara
Que él podía cantar un ratito
Y ella tocaría las palmas.

 

Una voz espectacular, tan espectacular como su figura y su gracia loreña. Es una lástima que sus incursiones en las sevillanas fueran tan escasas, pero aun así el disco mencionado merece por sí solo el homenaje y reconocimiento de los aficionados; por eso la traigo aquí, en reconocimiento a su aportación.



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domingo, octubre 17, 2010

BAILES Y DISCOTECAS DE JUVENTUD

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Quedé en hablar sobre los bailes y las discotecas, y además se lo debo a un buen  lector de este blog, Rafael,

Bien, pues después de que la música “moderna” hiciera su aparición y los jóvenes comenzaran a sacudirse la rígida carga impuesta por el régimen franquista y por una iglesia pacata y siempre encerrada en si misma, algunos empresarios avispados seguramente vieron a raíz de los guateques que habían posibilidades comerciales en este nuevo movimiento joven y de ahí nacen los llamados bailes.

Los bailes no eran otra cosa que un local, a veces grande, a veces pequeño, siempre desangelado ya que ni la decoración ni otros detalles eran importantes, en el que se instalaba un sistema de reproducción de la época con unos altavoces convenientemente distribuidos, y venga a sonar música, con un sonido que por lo general carecía de calidad, defecto que se acrecentaba por la mala acústica del local. Un portero convenientemente apostado en la puerta cobraba una entrada a los chicos y dejaba pasar gratis a las chicas, que ya se sabe que contra más hembras juntas haya en un sitio más acuden los machos aunque sea pagando.

El cuadro pintado no es muy alentador comparado con las modernas discotecas de hoy en día, pero en realidad eso no importaba mucho, porque  allí se iba a divertirse y a bailar sobre todo; y además, los chicos con la esperanza de encontrar una chica algo casquivana a la que poderse arrimar un poco y las chicas con la esperanza de encontrar un novio.

La realidad es que yo no fui muy de bailes. Recuerdo haber ido en una ocasión a uno que tenía una gran fama en Sevilla y que estaba en la calle Lanzas, allá por San Leandro, pero había tanta gente que decidimos no entrar. Por lo común los amigos íbamos los domingos a Camas, a un baile que se hacía allí. Alguien había corrido la voz de que en aquel baile las chicas eran fáciles, pero como suele pasar con estas cosas no era nada más que un bulo, o a lo mejor fue que las fáciles siempre se las llevaban los demás, porque yo no veía ninguna. Bueno, no las veía ni fáciles ni difíciles.

Pero como era lógico el ingenio de los empresarios emprendedores no iba a quedarse ahí. La juventud lograba cada vez cotas de libertad más altas, y los bailes iban a ir escalando en las excelencias que tenían que ofrecerle al público. Pronto hicieron su aparición mejores equipos de sonido y unos bafles potentes para reproducirlo; y la inocente barra de los bailes que servía refrescos se convirtió en una sofisticada barra con todo tipo de bebidas. Llegaron las discotecas, pero antes de ser locales con paredes tapizadas y lujosos y cómodos sillones, hubo una transición desde el baile en la que sin duda el máximo exponente fue el Club Yeyé.

El club Yeyé estaba en la Puerta Real, en la calle San Laureano. Del reproductor simple de música mala de los bailes, el club yeyé pasó a un espectáculo totalmente diferente, con actuaciones en directo, música muy ligera e incluso una jaula suspendida en alto en la que se metía una chica que bailaba a ritmo frenético. Esto ocurría en los años 60.

Después vinieron las discotecas. Durante un tiempo tuvo una gran fama la Turín, en la calle Asunción, que yo no visité nunca, el Caballo Blanco también en Los Remedios y el  Dragón Rojo, en la calle Betis, en la que si que tomé una copa alguna vez y era una discoteca tranquila donde tomar una copa acurrucadito con la novia. Todo esto ocurría al final de los 60 y principios de los 70.


Entrada de la discoteca Holiday en la actualidad 

Ya posteriormente y a lo largo de los 70 fueron haciendo aparición distintas discotecas, de las cuales algunas llegaron a ser muy famosas como Petrarca, Skipper (todavía existe) y La Colina de las Fresas en la calle Monte Çarmelo, Zodiac en Felipe II o Holiday, que luego pasó a llamarse Yerterday en la calle Jesús del Gran Poder, que todavía existe y que hoy en día se vuelve a llamar como en sus inicios, Holiday. Estas discotecas estaban todavía lejos de las discotecas de hoy en día en muchas cosas, ya que por lo general eran discotecas a las que para ir hacía falta cierto poder adquisitivo, y por otra parte la juventud de entonces no sentía esa necesidad frenética de baile que existe hoy en día.


Discoteca Skipper en Monte Carmelo. Una que resiste el paso del tiempo ya que existe desde hace cerca de 40 años

Cuando uno podía permitirse el lujo se iba a tomarse una copilla con la novia en alguna de estas discotecas. Y sobre todo si no era fin de semana y había poca gente, era muy agradable sentarse en mullidos butacones y darse un pequeño morreito con la novia en la penumbra discotequera. Todo inocente; nada que ver con lo de hoy en día.

¡Ay Rafael, qué tiempos aquellos ¿eh?! Aunque alguien piense lo contrario eran tremendamente buenos, sobre todo porque éramos insultantemente jóvenes.
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martes, octubre 12, 2010

LA MEDICINA EN LOS 60

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Desgraciadamente la enfermedad es algo inherente al ser vivo en general, aunque el género humano ha ido logrando gracias a la medicina paliar sus efectos con mayor o menor éxito.

En los años 50-60  la gran mortandad ya había sido erradicada gracias a la penicilina y algunas enfermedades temibles como la viruela comenzaban a ser cosa del pasado gracias a las vacunas, pero aun la medicina no había dado el gran paso que estaba por llegar de la mano de la tecnología. En consecuencia todavía eran un peligro determinadas enfermedades hoy totalmente erradicadas como la poliomelitis por ejemplo. 

Voy a hablarles hoy de algunas de aquellas enfermedades, pero especialmente de sus remedios. Naturalmente me referiré sólo a enfermedades livianas; aquellas cuyos síntomas podían ser aliviados o desaparecer con los remedios de la época.

Creo que habría que empezar diciendo cómo estaba estructurada la seguridad social en aquellos años. Todavía no existían los ambulatorios, aunque si que existían médicos de cabecera y lugares donde estaban sus consultas. Recuerdo que en mi barrio las consultas estaban en la calle Reyes Católicos, en un edificio que todavía existe y que hoy en día es del Parlamento Andaluz. Para más señas, es el edificio en que está instalado el Defensor del Pueblo.



Afortunadamente y salvo por alguna que otra anginas no tuve necesidad de niño ni de ir mucho al médico ni mucho menos de visitar un Hospital, por lo que no podré dar mucha cuenta de la distribución hospitalaria en aquella época, si bien recuerdo que antes de inaugurarse García Morato (hoy Virgen del Rocío) existían el Hospital de las 5 llagas, creo que suficientemente conocido por todos, y dos del Padrón (para personas que no tuvieran adquirido el derecho de atención por la Seguridad Social), el de San Lázaro, que todavía existe (cerca del cementerio) y el de San Pablo, desaparecido desde hace muchos años, y que se encontraba en algún lugar de lo que hoy es Santa Clara.



Y por último, los lugares de primeros auxilios, las Casas de Socorro, que existían con profusión y las había en muchos sitios de Sevilla. Recuerdo una en la calle San Jacinto, y quizás la más famosa, la de la calle Alhóndiga. En la calle Trastamara, justo al lado del Club Natación, en un local que hoy en día es del Club, también había una, aunque recuerdo que esa era para gente del Padrón.                

No cabe duda de que no eran buenos tiempos para enfermar en comparación con los de hoy, pero la enfermedad no sabe de épocas, y así tarde o temprano llegaba a todos los hogares, al igual que hoy. Ahora hablo de ellas.

RESFRIADOS Y GRIPES.- Al igual que hoy los resfriados y gripes eran comunes y al igual que hoy no había farmacopea suficientemente efectiva contra ellos. La única solución era aspirina o similar (Cafiaspirina, Okal, Calmante Vitaminado u Optalidón) y el vasito de leche calentita al acostarse. Si el resfriado afectaba a un chiquillo era bienvenido el Vicks Vaporubs, que se aplicaba en pecho y espalda, y las pastillitas Juanola.



Caramba, algunas de las cosas que he nombrado todavía existen hoy en día y siguen usándose como buenos remedios paliativos de resfriados y gripes. Algunas cosas no cambian tanto


REUMA.- En aquellos años las enfermedades reumáticas, a diferencia de lo que ocurre hoy, no estaban descubiertas en su mayoría, así que era común decir “tengo reuma” o “me duele el reuma”. De esa forma, a una persona podían dolerle tanto los huesos como las articulaciones, y podía bien tener una artritis o una fibromialgia, que era igual. Todas esas enfermedades quedaban agrupadas bajo el nombre genérico de reuma.

El gran aliado de estas enfermedades era el Linimento Sloan, también llamado el tío del bigote. Un bote de cristal que contenía un líquido que igual se aplicaba, mediante friegas, en la zona afectada por el dolor reumático que en los esguinces o en los dolores de ciática o lumbago. Si hoy en día Vd. se pone Reflex, sabrá muy aproximadamente como olía aquel Linimento Sloan, cuyo olor, fuerte y penetrante, era muy habitual en las casas en las noches de invierno sobre todo.



ARDORES.- Las digestiones pesadas, o sencillamente alguna afección estomacal podían dar lugar a los molestos ardores. No había problemas, ya que el socorrido bicarbonato venía en auxilio del atribulado ardoroso con un efecto inmediato. Aunque desconozco la fecha exacta de su aparición, la sales de fruta también andaban ya presentes en aquella época.

CÓLICOS, GASTROENTERITIS.- Existía la creencia de que cuando la barriga andaba algo alborotada la mejor solución era un vasito de ginebra. No sé exactamente que tan eficaz era aquello, pero de todos es sabido que los remedios de la abuela siempre tienen una razón de ser y una explicación científica.

INFECCIONES EN GENERAL.-  Desde una simple infección en la garganta hasta infecciones más importantes, eran en general tratadas con la penicilina, que se administraba siempre en forma de inyección, y aunque a los chiquillos nos venía muy mal eso de los pinchazos, fue sin duda gracias a la penicilina que muchas enfermedades bacterianas desaparecieron y con ellas su alto nivel de mortandad, entre ellas la tan temida sífilis, la tuberculosis y la lepra.

Hago aquí un pequeño inciso “in memorian” de Alexander Fléming, probablemente el hombre que con su casual descubrimiento haya salvado más vidas en toda la humanidad.

Cualquier día hablaré de la curiosidad que despertaba en los chiquillos el practicante y sus utensilios si la inyección no era para nosotros. Ni que decir tiene que la curiosidad se tornaba en terror cuando su visita era para nosotros.

OTRAS AFECCIONES.- Ya en aquella época existían vacunas contra algunas enfermedades víricas (cualquier persona de 50 años para arriba llevará en su brazo una señal indeleble que dejaba la vacuna de la viruela). También habían sido desarrolladas vacunas contra terribles afecciones, como por ejemplo el tétanos, e incluso algunas penosas como las inyecciones contra la rabia, que en número de cuarenta le administraban al paciente en el Instituto de epidemiología en la calle María Auxiliadora



Es evidente que tanto en medicinas como en médicos y medios, la medicina ha tenido un avance espectacular en pocos años, propiciado especialmente por las tecnologías. Sería pues injusto intentar comparar una medicina y otra.
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domingo, octubre 03, 2010

CON LA COLABORACION ESPECIAL DE (II)

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ALBAHACA.- Albahaca es un grupo intermitente donde los haya. Quizás el motivo es que su alma máter, Paco Lola, igual se dedica a componer sevillanas que rumbas o marchas procesionales; no lo sé. El caso es que Albahaca tan pronto aparece en el panorama de las sevillanas con un disco, como desaparece durante un tiempo, para volver a aparecer más tarde.

Pero este grupo trianero tuvo el honor de que Romero San Juan les diera para grabar la mítica entre las míticas “Pasa la vida” ¿Quién no la ha oído alguna vez en su vida?

Pasa la vida
Igual que pasa la corriente
Del río cuando busca el mar
Y yo camino indiferente
Allá donde me quieran llevar



Esta sevillana por sí sola basta para llevar a un grupo a lo más alto, pero Albahaca no quiso, no supo o no pudo estar en lo más alto entre los grupos de sevillanas. Bien, no todos pueden ser grandes. Albahaca no es de los grandes, pero como todos ha aportado con su cante al engrandecimiento del género, y al menos pueden presumir de ser quienes cantaron originalmente “Pasa la vida”. 

Si, si, querido lector, que “Pasa la vida” es de ellos, y no de Ecos del Rocío como Vd. venía creyendo.

Este grupo es de Triana, muy cerca de mi barrio (sólo nos separa el Puente). Seguro que como yo jugaron de niños a aquellos juegos que ya he dejado plasmado en un escrito anterior. Yo lo plasmé aquí y ellos los plasmaron en unas sevillanas

A piola no juega mi niño
Con los chavales
Con los chavales
Porque el tiempo cambió las costumbres
Y ya no sabe.

Pues querido lector, le voy a decir lo de siempre. Escúchelos, que se alegrará




LOS MARAVILLA.- Vaya perla que acabamos de encontrarnos aquí. Nada más y nada menos que un grupo que graba su primer disco en 1.970, y que a día de hoy continúa existiendo, si bien sus grabaciones dejaron de salir al mercado hace unos años.

Seguramente usted se estará preguntando cómo con esa antigüedad este grupo no está entre los grandes. Yo también me lo pregunto, y aunque no soy un profesional de la música me imagino que en este mundo de las sevillanas donde no es fácil vivir exclusivamente de ellas, hay muchas cosas dejadas en un camino tan largo, que Los Maravilla podrían contar, y tal vez comprenderíamos.

Los hermanos Otero (Paco y Pepe) Antonio Ferrer y Manuel Charro fueron los cuatro componentes durante la época dorada de este grupo (años 80 y principios de los 90). Este grupo tiene en su haber unas sevillanas muy bonitas, aunque son poco conocidas del gran público. Como suele ocurrir con las sevillanas de calidad, para apreciar de verdad su belleza es necesario escucharlas con tranquilidad.

Los Maravilla no son muy conocidos; no tienen una sevillana que pueda decirse que es de las grandes; no han destacado especialmente; sin embargo, llevan ahí más de 40 años; entonces… algo habrán hecho ¿no? ¡Ya lo creo! Han hecho muchas cosas, y sin duda usted conocerá algunas incluso sin saber que es de ellos, por ejemplo esta “Luna del sur”:

La he visto tantas veces en Sevilla,
Primavera del Sur,

Acariciar solemne las mejillas

Del Cachorro en la cruz. 


Es la Luna del Sur,

La musa del poeta

Y del pueblo andaluz;

Heroína de tantas leyendas

Es mi Luna del Sur.




El Cristo de la Rocina, ¡Quién fuera almonteño!, Lunes de Pentecostés, Las campanas de Almonte, Simiente de rociero, Que quiero hablar con la Virgen, Arte y duende, Mis poetas, El río, Vuela paloma. En fin, podría nombrar muchas, porque muchas son las que tienen en su haber, pero lo bueno sería escucharlas. Háganle un hueco a este grupo en su tiempo para escuchar sevillanas, merece la pena y afortunadamente hoy en dia su obra está siendo difundida por los buenos aficionados. En Goear encontrará usted casi toda su discografía





MARIA DE LA COLINA.- O me falla la memoria o hay algún error de escritura grabado en mi cerebro desde tiempos inmemoriales y del que no he sido sacado hasta hace poco. Siempre creí que María había nacido al mundo artístico como María La Colina y no De la Colina.

La Primera vez que vi cantar a María fue…ya ni me acuerdo. Lo cierto es que en sus inicios esta mujer llevaba como guitarrista a un mi amigo de Bollullos de la Mitación llamado Bernardo, y en algún lugar donde él tocaba alguna noche estuve yo, por darle compañia moral(je je), y oí cantar a María; ni que decir tiene que se me cayó la baba. María tiene una voz asombrosa, a veces más fina y a veces muy rajada según la ocasión, y siempre con un quejido inconfundible. María es de las grandes de las sevillanas pero si se hubiera dedicado al flamenco hubiera sido de las grandes del flamenco, ya que su voz da para eso y más.

Su primer disco llamado “Por las arenas” ve la luz en 1.983. Inicio brillantísimo como era de esperar. En la década de los 80, en pleno auge de las sevillanas graba disco todos los años, pero la del 90 empieza ya a dejar lagunas con algunos años sin grabar. Aunque su trayectoria no ha sido continuada, María es sin duda una de las grandes en esto de las sevillanas; es más, yo me atrevería a decir que por su trayectoria y su desgarradora voz es quizás la más grande entre las féminas, por mucho que algunos hayan bautizado a otra con el sobrenombre de reina de las sevillanas.

CADA CUAL A SU FORMA
MARISMA, SURCO Y ARENA
HAY UN ROCIO DE VERDAD
DICEN QUE EL CAMINO ES MALO
DE CANDELA EN CANDELA
CUANTA GENTE DE REPENTE
OLVIDAR UN AMOR
PACO TORONJO DECIA
DIBUJANDO MARISMA



Son sólo algunos de sus títulos. Todas ellas sevillanas preciosas. No, no me he dejado atrás unas famosísimas, ·Que la Virgen viene”

Que la Virgen viene
Comenta el gentío

Y ya están nerviosos
Mis cinco “sentíos”

Que la Virgen viene
Con sus vaivenes
De aquí para allá
Que si Almonte quiere
La deja “pará”

Vd., querido y paciente lector, dirá que yo siempre  recomiendo escuchar a todos los intérpretes que voy reseñando aquí, y es cierto. Me dejo llevar por mi forofismo en esto de las sevillanas. Pero esta vez no es forofismo en absoluto; María la Colina, o de la Colina como ahora se llama(¿o se llamó así siempre?), merece ser escuchada. Estoy seguro de que Vd. también se sobrecogerá con su voz.



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