domingo, octubre 17, 2010

BAILES Y DISCOTECAS DE JUVENTUD

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Quedé en hablar sobre los bailes y las discotecas, y además se lo debo a un buen  lector de este blog, Rafael,

Bien, pues después de que la música “moderna” hiciera su aparición y los jóvenes comenzaran a sacudirse la rígida carga impuesta por el régimen franquista y por una iglesia pacata y siempre encerrada en si misma, algunos empresarios avispados seguramente vieron a raíz de los guateques que habían posibilidades comerciales en este nuevo movimiento joven y de ahí nacen los llamados bailes.

Los bailes no eran otra cosa que un local, a veces grande, a veces pequeño, siempre desangelado ya que ni la decoración ni otros detalles eran importantes, en el que se instalaba un sistema de reproducción de la época con unos altavoces convenientemente distribuidos, y venga a sonar música, con un sonido que por lo general carecía de calidad, defecto que se acrecentaba por la mala acústica del local. Un portero convenientemente apostado en la puerta cobraba una entrada a los chicos y dejaba pasar gratis a las chicas, que ya se sabe que contra más hembras juntas haya en un sitio más acuden los machos aunque sea pagando.

El cuadro pintado no es muy alentador comparado con las modernas discotecas de hoy en día, pero en realidad eso no importaba mucho, porque  allí se iba a divertirse y a bailar sobre todo; y además, los chicos con la esperanza de encontrar una chica algo casquivana a la que poderse arrimar un poco y las chicas con la esperanza de encontrar un novio.

La realidad es que yo no fui muy de bailes. Recuerdo haber ido en una ocasión a uno que tenía una gran fama en Sevilla y que estaba en la calle Lanzas, allá por San Leandro, pero había tanta gente que decidimos no entrar. Por lo común los amigos íbamos los domingos a Camas, a un baile que se hacía allí. Alguien había corrido la voz de que en aquel baile las chicas eran fáciles, pero como suele pasar con estas cosas no era nada más que un bulo, o a lo mejor fue que las fáciles siempre se las llevaban los demás, porque yo no veía ninguna. Bueno, no las veía ni fáciles ni difíciles.

Pero como era lógico el ingenio de los empresarios emprendedores no iba a quedarse ahí. La juventud lograba cada vez cotas de libertad más altas, y los bailes iban a ir escalando en las excelencias que tenían que ofrecerle al público. Pronto hicieron su aparición mejores equipos de sonido y unos bafles potentes para reproducirlo; y la inocente barra de los bailes que servía refrescos se convirtió en una sofisticada barra con todo tipo de bebidas. Llegaron las discotecas, pero antes de ser locales con paredes tapizadas y lujosos y cómodos sillones, hubo una transición desde el baile en la que sin duda el máximo exponente fue el Club Yeyé.

El club Yeyé estaba en la Puerta Real, en la calle San Laureano. Del reproductor simple de música mala de los bailes, el club yeyé pasó a un espectáculo totalmente diferente, con actuaciones en directo, música muy ligera e incluso una jaula suspendida en alto en la que se metía una chica que bailaba a ritmo frenético. Esto ocurría en los años 60.

Después vinieron las discotecas. Durante un tiempo tuvo una gran fama la Turín, en la calle Asunción, que yo no visité nunca, el Caballo Blanco también en Los Remedios y el  Dragón Rojo, en la calle Betis, en la que si que tomé una copa alguna vez y era una discoteca tranquila donde tomar una copa acurrucadito con la novia. Todo esto ocurría al final de los 60 y principios de los 70.


Entrada de la discoteca Holiday en la actualidad 

Ya posteriormente y a lo largo de los 70 fueron haciendo aparición distintas discotecas, de las cuales algunas llegaron a ser muy famosas como Petrarca, Skipper (todavía existe) y La Colina de las Fresas en la calle Monte Çarmelo, Zodiac en Felipe II o Holiday, que luego pasó a llamarse Yerterday en la calle Jesús del Gran Poder, que todavía existe y que hoy en día se vuelve a llamar como en sus inicios, Holiday. Estas discotecas estaban todavía lejos de las discotecas de hoy en día en muchas cosas, ya que por lo general eran discotecas a las que para ir hacía falta cierto poder adquisitivo, y por otra parte la juventud de entonces no sentía esa necesidad frenética de baile que existe hoy en día.


Discoteca Skipper en Monte Carmelo. Una que resiste el paso del tiempo ya que existe desde hace cerca de 40 años

Cuando uno podía permitirse el lujo se iba a tomarse una copilla con la novia en alguna de estas discotecas. Y sobre todo si no era fin de semana y había poca gente, era muy agradable sentarse en mullidos butacones y darse un pequeño morreito con la novia en la penumbra discotequera. Todo inocente; nada que ver con lo de hoy en día.

¡Ay Rafael, qué tiempos aquellos ¿eh?! Aunque alguien piense lo contrario eran tremendamente buenos, sobre todo porque éramos insultantemente jóvenes.

2 comentarios:

El que haces referencia en Camas, seria la incubadora ?.
Fuí muchas veces.

Desde el 68 al 72, iba todos los sábados y domingos al DRAGON ROJO con mi
novia (actualmente mi esposa). Teníamos reservado un sillón a pie de pista,
entrando a la derecha. Mientras escribo, estoy escuchando, casualmente, Release Me, de Engelbert. Siempre la ponían.

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