domingo, marzo 27, 2011

CON LA COLABORACION ESPECIAL DE (VII)

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EL TURRONERO.- Probablemente estamos, aunque es cuestión de apreciación claro está, ante la voz más flamenca de las sevillanas de entre los numerosos cantaores flamencos que han hecho incursiones en el mundo de las sevillanas.

Manuel Mancheño Peña,  utrerano, conocido en el mundo artístico como El Turronero, desgraciadamente ya desaparecido, representa desde mi punto de vista el auténtico culmen de la fusión entre las sevillanas y el flamenco. Su poderosa voz, flamenca por antonomasia, ha sonado espléndidamente cada vez que se ha asomado a nuestro querido arte.

Voy a romper mi promesa
Y te voy a cantar Rocina

Y yo te voy a gritar guapa
Cuando salgas de la ermita

Yo quiero que mi garganta
Tenga temple de campana
Para convertir en plegarias
Mi cante por sevillanas.

Letras hondas, igual que su cante. Cante grande donde los haya.

Y es que yo nací
Al pie del Guadalquivir

Tengo cien mil “conocíos”
Con los que voy de taberna
Pero tan solo un amigo
Espero que me comprenda

Soy pícaro de novela
Soy burlador de comedia
Me cuelgan dos sambenitos
Que a mi “tó” me importa un pito
Y que estoy siempre de juerga

Y aunque el clima me influyó
Y mi carácter lo marcó
Algo de árabe y romano
Yo le doy gracias a Dios
Porque nací sevillano.



La tan traída y llevada controversia entre amantes de las sevillanas y puristas del flamenco, y sobre todo la afirmación de estos últimos de que los buenos cantaores de flamenco se rebajaban al interpretar nuestro querido cante, pierde todo sentido con las sevillanas del Turronero; el hombre que demuestra que un cantaor de sevillanas no solamente las engrandece cuando las interpreta, sino que se engrandece a sí mismo, ya que es gracias a las sevillanas por lo que El Turronero pudo terminar sus días siendo ampliamente conocido, a la vez que querido y admirado por el gran público.

Y que nadie me malinterprete. No quiero decir que el Turronero no fuera suficientemente conocido, pero en el mundo del flamenco, como ya sabemos bastante menos numeroso que el de los aficionados a las sevillanas





TATE MONTOYA.- Tate Montoya era conocido ya antes de llegar al mundo de las sevillanas por ser hijo del gran Enrique Montoya.

La irrupción de Tate en el mundo de las sevillanas no fue especialmente brillante, cosa realmente insólita porque aportó sevillanas realmente preciosas, y en especial a mi me encanta una titulada “Baílame” incluida en su LP “La luna que yo miro”

En una noche de juerga
Sin saber como ni cuando

En el “quejío” de un cante
Te vi gitana bailando

Baílame
Entre palmas y palillos
Baílame otra sevillana
Que mis brazos sean cautivos
De tu cintura gitana

La frase “que mis brazos sean cautivos de tu cintura gitana” me parece una de las cosas más bonitas que se han escrito en las sevillanas. En una sola frase queda perfectamente definido todo el espíritu de un baile centenario; un baile en el que constantemente los brazos del hombre luchan por rodear la cintura de la mujer como cautivos de ella, pero constantemente también sólo deben rozarla para, elegantemente, no obstaculizar su movimiento.



Pero lo que de este hombre, menos conocido quizás que su antaño popular padre, no sabe mucha gente, es que es un prolífico autor musical, productor discográfico, e incluso hizo sus pinitos en televisión como presentador. En resumen un hombre polifacético, que en lo tocante a las sevillanas nos legó joyas como “La luna que yo miro”, “Solo”, “Vamos cantando” o “Andando siempre al Rocío”.

Si tiene ocasión escuche sus sevillanas. No se arrepentirá




JOSE MANUEL SOTO.- Este es un hombre sobradamente conocido del gran público. Hombre polifacético se ha atrevido con todo tipo de cantes, pero se hizo especialmente popular a nivel nacional por alguna canción melódica, y también es conocido por sus apariciones televisivas.


Pero como es lógico, no es por lo anteriormente reseñado por lo que viene aquí, sino por su aportación al mundo de las sevillanas

Tengo un amigo del alma, No se puede contar, Amigo rociero, Triana mia, Una vieja leyenda. Sevillanas todas ellas realmente preciosas, y compuestas por él mismo

Cuanta una vieja leyenda
Que en la campiña dorada

Vivía una bella princesa
Por guardianes custodiada

La princesa es la amapola
Y los guardias son trigales
Que velan a su señora
Con espigas de puñales

Celosos de quien la mira
Se ciñen sobre su talle
Afilando sus espigas
Con el viento de la tarde

Bonita ¿Verdad? Bueno, pues termino este reconocimiento al polifacético Soto con un estribillo muy conocido de otra sevillana suya

Hacer contigo el camino
Es lo que me da la “vía”
Y al lado de mis amigos
Y llorando de alegría
Llegar contigo al Rocío
Triana, Triana mía.




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miércoles, marzo 16, 2011

SE PERDIERON TANTAS COSAS (IV)

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LOS TRICICLOS.- Los triciclos eran durante los años 50 y parte de los 60 un medio preponderante para el transporte de cosas. Los más normales que yo recuerdo eran los de cajón delantero y descubiertos, aunque en algunos casos como los de los panaderos eran cubiertos por razones obvias.



No recuerdo cómo ni por qué, pero el caso es que de vez en cuando aparecía por el barrio algún hermano mayor de algún chiquillo en un triciclo de éstos y entonces era el delirio y la algarabía de los chiquillos, que se montaban en tropel en el cajón para que les dieran una vuelta. También los había en la parte externa del Barranco, pero al terminar la jornada de trabajo los encadenaban todos juntos para evitar que se lo pudieran llevar, aunque bien es cierto que ocasionalmente se les olvidaba alguno y esto hacía nuestras delicias, si bien al llegar a casa venía la parte negativa del asunto, ya que después de haber montado en un triciclo de aquellos del pescado, el olor que desprendíamos no era a rosas precisamente

Aunque no todo eran alegrías, ya que recuerdo una vez que cogimos una cuesta abajo un poco pronunciada, y no sé si como consecuencia de un frenazo o qué, el triciclo volcó y yo di con mi cara en el suelo. Nada importante al final, ya que afortunadamente cuando somos chiquillos parecemos de goma.

JUGAR AL ARO Y AL DIABOLO.- Escuchando hoy una sevillana de Albahaca, a la que ya he hecho alusión cuando hablé de ellos, y cuyo título es “Juegos de antes”, me he acordado de estos juegos tan singulares, tan de chiquillos solitarios.

Ciertamente en algunas ocasiones, por las circunstancias que fueran ningún amigo estaba en la calle. ¿Qué chiquillo/a de los años 50 no ha jugado con un aro y un palo para empujarlo o un diábolo que con gran habilidad las chicas lanzaban muy alto para recogerlo de forma casi increíble al caer? Enormes juegos; se necesitaba poco material costoso (aro y palo por un lado y un económico diábolo por otro),  y se entretenían los chiquillos cuando estaban solos, y encima hacían ejercicio.


Hoy en día no se ven muchos chiquillos jugando en la calle, pero desde luego lo que nunca veo es un niño haciendo rodar un aro o una niña jugando al diábolo

Bueno, díganme Vds. que diferencia puede haber entre jugar al aro con un bollo regado con aceite en la mano libre y estar sentado jugando a la play comiéndose un bollycao o un pastelillo industrial.

LAS BOLAS DE BARRO COCIDO.- Este enlaza con el anterior, ya que jugar a las bolas (hoy llamadas canicas) era un juego muy usual entre los chiquillos. Las bola eran de dos clases, unas más reforzadas que venían como esmeriladas con brillo, y otras, las auténticas de barro cocido, que eran bastas y tenían el inconveniente de que cuando te daban en una de ellas con una bola buena se rompían por la mitad, y en vez de una bola tenías dos medias esferas de barro que ya no eran aptas para el juego.


En la calle, entre el adoquinado, se aprovechaba cualquier oquedad en la que las bolas pudieran caber y luego ser fácilmente recuperadas. Con tan solo ésto, se jugaba al “hoyo”, un juego que consistía en colar tus bolas en el agujero y/o al mismo tiempo desplazar a las de los contrarios que estuvieran cerca de él.

En fin, otro juego más de los muchos con los que los chiquillos se divertían.

Por cierto, hoy en día ya casi ni veo zapateros. Mucho menos veo chiquillos cogiendo zapateros con el cebo de una caña puesta sobre algún charco.

Bueno, quizás incluso haya alguien que no sabe lo que es un zapatero aparte de un Presidente del Gobierno. Por si acaso, aqui les dejo uno, mientras que me despido hasta el próximo


 

Si si. Ya sé que es una libélula, pero no para los niños sevillanos de los 50-60
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martes, marzo 01, 2011

CON LA COLABORACION ESPECIAL DE (VI)

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CHIQUETETE.- Antonio Cortés Pantoja, Chiquetete para el mundo de la música, es sobradamente conocido del gran público. Quien no le oyó cantar flamenco le oyó cantar canciones melódicas de gran éxito, y quien no, le escuchó alguna sevillana ; y si todavía hay gente no aficionada al cante seguro que lo conocen por su no deseada aparición en el mundo rosa.

Chiquetete ha gozado de una voz privilegiada, o a mi al menos así me lo ha parecido, ya que si bien su voz no ganará concursos de potencia, tiene un timbre especial y totalmente diferente, apto para todo tipo de cante como así lo ha demostrado sobradamente a lo largo de su carrera. Y quizás es porque su voz se adapta a todo por lo que, aunque Chiquetete fue sin duda el gran pionero de entre los cantaores flamencos en lo que a las sevillanas se refiere, no se puede decir en absoluto que sus sevillanas tuvieran aires aflamencados. Tal es la maravillosa adaptación de su voz a cualquier cante.


Arrancó en el mundo de las sevillanas todavía en la década de los 70 con dos éxitos sonados

María es mi sin vivir
Por ella muero

Dolores muere por mi
Yo no la quiero

Son la noche y el día
Mis dos amores
Mis dos amores
El amor de María
Y el de Dolores
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Va Carmen la cigarrera
Presumiendo por la calle

Con su flor en la pechera
Y el manto "ceñío" al talle

Ay cigarrera ay ay
Ay cigarrera
Ay cigarrera
Ay Carmen la de Triana
La cigarrera

Y lo que a mi me parece su sevillana más bonita (y no son pocas precisamente las bonitas en su producción), ésta de la que dejo un palo precioso, cuya autoría debemos al célebre compositor Padre Quevedo

A un pajarillo apunté
Y voló diciendo pío

Al escucharlo pensé
Que iba diciendo Rocío
Y ya no le disparé

En la ermita es “pa” morir
Ver los bravos almonteños
Las altas rejas subir
Y con carita de sueño
Ver a la Virgen salir

Un cantaor excelente, un intérprete de sevillanas magnífico, una voz personalísima y muy muy agradable. Los que admiramos la voz de Chiquetete estuvimos de suerte cuando decidió grabar sevillanas.





PACO TARANTO.- Si alguien puede ser considerado un auténtico pionero entre la pléyade de cantaores flamencos que iban a grabar discos por sevillanas al olor del gran éxito de las mismas en la década de los 80, ese es sin duda alguna Paco Taranto.


Paco Taranto tomó su apellido artístico del de un grupo denominado Los Tarantos del que formó parte. Gran cantaor de flamenco, especialmente de los cantes propios de su lugar de nacimiento, el barrio de Triana, tuvo un efímero paso por el mundo de las sevillanas, pero muy importante tanto por su carácter de adelantado de un tipo de sevillana muy especial, como por la calidad de muchas de ellas, que quedarán grabadas en los anales.

Una carta te escribo
De cuando en cuando

Y en el sobre cautivo
Besos te mando

Después que te escribo
Más muerto que vivo
Queda el corazón
Y nunca recibo
Tu contestación


Una plaza hay en sevilla
Y en la plaza un caserón

Y ojerosa y amarilla
Una niña en el balcón

Todos se apenan, todos lo sienten
Todos lo sienten, todos se apenan
Ay si supiera la gente
Que desprecia por docenas
Los pretendientes

Y para terminar con este recordatorio, un estribillo que siempre me pareció una de las cosas más bonitas que se han cantado en lo tocante al amor en las sevillanas

Carmela Carmela mía
¿Que me has “dao” de beber?
¿Que me has “dao” de beber?
Que si a tu verita me arrimo
Me entra más fuerte la sed





PEPE PEREGIL.- Aquí tenemos a otro cantaor de flamenco que también ha hecho incursiones en el mundo de las sevillanas. Pepe es sobradamente conocido también por el gran público. Quien no le oyó cantar flamenco le oyó cantar sevillanas o saetas, y quien no a buen seguro ha visitado su famosa taberna “Quitapesares” en la Plaza Padre Jerónimo de Córdoba, donde lo vemos en esta foto


La voz de Pepe es tremendamente poderosa, y puesta al servicio de las sevillanas suena realmente bien, especialmente en las sevillanas grandes, como ésta llamada “Al viejo acebuche del Rocío”

Cuántos recuerdos se duermen
En tu tronco “retorcío”

Ay centenario acebuche
De la aldea del Rocío

Y cuántos vientos marinos
Desmelenando sus ramas
Habrán dejado su llanto
Junto a ti en la madrugada

Ay mi viejo acebuche
Alerta que viene el alba
Alerta que viene el alba
Que ya viene la paloma
A posarse entre tus ramas

Probablemente no obstante, son más conocidas del gran público sevillanas más desenfadadas, en las que Peregil se ha prodigado en ocasiones, como aquella en la que acusa a su primito hermano de ser un tacaño por convidarlo a aceitunas y papas fritas cuando a él lo que realmente lo alegra es el jamón serrano de pata negra…(¿y a quién no?).

Sea como sea, oír a Pepe Peregil es siempre un goce ya que pocos pueden presumir de una voz tan potente como la suya.
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