LOS TRICICLOS.- Los triciclos eran durante los años 50 y parte de los 60 un medio preponderante para el transporte de cosas. Los más normales que yo recuerdo eran los de cajón delantero y descubiertos, aunque en algunos casos como los de los panaderos eran cubiertos por razones obvias.
No recuerdo cómo ni por qué, pero el caso es que de vez en cuando aparecía por el barrio algún hermano mayor de algún chiquillo en un triciclo de éstos y entonces era el delirio y la algarabía de los chiquillos, que se montaban en tropel en el cajón para que les dieran una vuelta. También los había en la parte externa del Barranco, pero al terminar la jornada de trabajo los encadenaban todos juntos para evitar que se lo pudieran llevar, aunque bien es cierto que ocasionalmente se les olvidaba alguno y esto hacía nuestras delicias, si bien al llegar a casa venía la parte negativa del asunto, ya que después de haber montado en un triciclo de aquellos del pescado, el olor que desprendíamos no era a rosas precisamente
Aunque no todo eran alegrías, ya que recuerdo una vez que cogimos una cuesta abajo un poco pronunciada, y no sé si como consecuencia de un frenazo o qué, el triciclo volcó y yo di con mi cara en el suelo. Nada importante al final, ya que afortunadamente cuando somos chiquillos parecemos de goma.
JUGAR AL ARO Y AL DIABOLO.- Escuchando hoy una sevillana de Albahaca, a la que ya he hecho alusión cuando hablé de ellos, y cuyo título es “Juegos de antes”, me he acordado de estos juegos tan singulares, tan de chiquillos solitarios.
Ciertamente en algunas ocasiones, por las circunstancias que fueran ningún amigo estaba en la calle. ¿Qué chiquillo/a de los años 50 no ha jugado con un aro y un palo para empujarlo o un diábolo que con gran habilidad las chicas lanzaban muy alto para recogerlo de forma casi increíble al caer? Enormes juegos; se necesitaba poco material costoso (aro y palo por un lado y un económico diábolo por otro), y se entretenían los chiquillos cuando estaban solos, y encima hacían ejercicio.

Hoy en día no se ven muchos chiquillos jugando en la calle, pero desde luego lo que nunca veo es un niño haciendo rodar un aro o una niña jugando al diábolo
Bueno, díganme Vds. que diferencia puede haber entre jugar al aro con un bollo regado con aceite en la mano libre y estar sentado jugando a la play comiéndose un bollycao o un pastelillo industrial.
LAS BOLAS DE BARRO COCIDO.- Este enlaza con el anterior, ya que jugar a las bolas (hoy llamadas canicas) era un juego muy usual entre los chiquillos. Las bola eran de dos clases, unas más reforzadas que venían como esmeriladas con brillo, y otras, las auténticas de barro cocido, que eran bastas y tenían el inconveniente de que cuando te daban en una de ellas con una bola buena se rompían por la mitad, y en vez de una bola tenías dos medias esferas de barro que ya no eran aptas para el juego.

En la calle, entre el adoquinado, se aprovechaba cualquier oquedad en la que las bolas pudieran caber y luego ser fácilmente recuperadas. Con tan solo ésto, se jugaba al “hoyo”, un juego que consistía en colar tus bolas en el agujero y/o al mismo tiempo desplazar a las de los contrarios que estuvieran cerca de él.
En fin, otro juego más de los muchos con los que los chiquillos se divertían.
Por cierto, hoy en día ya casi ni veo zapateros. Mucho menos veo chiquillos cogiendo zapateros con el cebo de una caña puesta sobre algún charco.
Bueno, quizás incluso haya alguien que no sabe lo que es un zapatero aparte de un Presidente del Gobierno. Por si acaso, aqui les dejo uno, mientras que me despido hasta el próximo

Si si. Ya sé que es una libélula, pero no para los niños sevillanos de los 50-60
0 comentarios:
Publicar un comentario