martes, agosto 18, 2015

MÁS COSAS QUE SE PERDIERON Y PALABRAS EN DESUSO (IV)

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LAS BOTICAS.- Las antiguas boticas, más que perderse se han transformado en farmacias, por lo que más propiamente podríamos decir que lo que se ha perdido o ha caído en desuso es la palabra en sí.

Al parecer, según leo en Internet, la regulación de los farmacéuticos se hace en el siglo XIX y desde entonces comienzan a llamarse así y farmacias a los establecimientos que regentaban. Pero no ha sido hasta hace muy poco que el acervo popular ha erradicado definitivamente las palabras botica y boticario, ya que recuerdo perfectamente que en mi infancia eran de uso común, aunque ya se llamaban farmacias y no boticas.

“Niño, llégate a la botica y compra unas aspirinas”



Pensando sobre el porqué de la tardía desaparición de la palabra, creo que al boticario se le identificaba mucho con la persona que hacía recetas mezclando ingredientes (lo que hoy se llaman fórmulas magistrales) y que al disminuir drásticamente este tipo de recetas con la aparición de los medicamentos modernos, se dejó de ver al farmacéutico como un boticario.

LAS QUINCALLAS.- De la misma forma que las antiguas boticas dejaron paso a las actuales farmacias, las antiguas quincallas tuvieron que dejar paso a las actuales mercerías, aunque a decir verdad es muy probable que el llamar quincallas a este tipo de establecimientos era más un uso popular que su verdadero nombre.

El caso es que la palabra quincalla viene definida en nuestro diccionario como “Cosa de poco valor” y “Conjunto de objetos de metal de poco valor”, mientras que la palabra quincallería aparece como “Lugar donde se hace o se vende quincalla”.



Las quincallas vendían muchas cosas. Botones de todo tipo, utensilios de costura, hilo, madejas, adornos (bordados, encajes, etc), ropa para bebé y otras muchas cosas...Pues eso, de poco valor. Por éso es que la sabiduría popular les decía quincallas en vez de mercerías.

LAS CASCARRIAS.- Espero que no esté usted comiendo algo mientras me lee, porque si es así puede que este asunto le revuelva algo el estómago.

Estamos ante otra palabra en desuso, de la que miro su significado en el diccionario español y dice “Persona o cosa despreciable”. En otros sitios webs leo otras definiciones, como “Pegote de barro u otra suciedad que se adhieren a la parte inferior de los vestidos”. E igualmente hay otros significados usados en América latina pero con definiciones similares a estos dos.



Pero el caso es que la antigua cascarria, al igual que mis dos palabras anteriores, dejó paso al “moco”, de forma que cuando hoy un niño se ha sacado algo de alguno de sus agujeros nasales dice que es un moco, en mi infancia se le decía cascarria y había una clara diferenciación entre ésta y aquel, de forma que moco era el producto semilíquido y viscoso del interior de la nariz mientras que la cascarria era el moco ya seco.

“Niño, déjate las cascarrias. Ve y coge un pañuelo”

“Niño, sinvergüenza ¿Te vas a sacar las cascarrias aquí?

En fin, tal vez no es un tema muy agradable, pero cascarria es una palabra muy bonita que se ha perdido y por ello yo se la traigo aquí a mis lectores.

DAR UN SOPLAMOCOS.- Y ya que hablamos de mocos y de reñir a los niños, les traigo esta frase que yo no oigo hoy en día, tal vez sea quizás porque hoy en día no es que esté prohibido pegar a los niños, sino ni tan siquiera amenazarles, so pena de incurrir en maltrato infantil

Aun sin saber nunca su verdadero significado, desde pequeño un niño tenía asumido que un soplamocos era una bofetada y efectivamente el diccionario muchos años después me confirma que ni los chiquillos se equivocaban ni los padres o madres antiguas, en el fondo, trataban mal a nuestro diccionario, pese a que supuestamente somos hoy en día mucho más cultos.

Un soplamocos hace alusión a darle aire a los mocos con la mano, lo cual se puede hacer de forma suave, pero su significado antiguo no contemplaba la suavidad por ningún sitio.


Les espero para el próximo. Tocan ya sevillanas.
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