LAS
BOTICAS.- Las antiguas boticas, más que perderse se han transformado en
farmacias, por lo que más propiamente podríamos decir que lo que se
ha perdido o ha caído en desuso es la palabra en sí.
Al
parecer, según leo en Internet, la regulación de los farmacéuticos
se hace en el siglo XIX y desde entonces comienzan a llamarse así y
farmacias a los establecimientos que regentaban. Pero no ha sido
hasta hace muy poco que el acervo popular ha erradicado
definitivamente las palabras botica y boticario, ya que recuerdo
perfectamente que en mi infancia eran de uso común, aunque ya se
llamaban farmacias y no boticas.
“Niño,
llégate a la botica y compra unas aspirinas”
Pensando
sobre el porqué de la tardía desaparición de la palabra, creo que
al boticario se le identificaba mucho con la persona que hacía
recetas mezclando ingredientes (lo que hoy se llaman fórmulas
magistrales) y que al disminuir drásticamente este tipo de recetas
con la aparición de los medicamentos modernos, se dejó de ver al
farmacéutico como un boticario.
LAS
QUINCALLAS.- De la misma forma que las antiguas boticas dejaron paso
a las actuales farmacias, las antiguas quincallas tuvieron que dejar
paso a las actuales mercerías, aunque a decir verdad es muy probable
que el llamar quincallas a este tipo de establecimientos era más un
uso popular que su verdadero nombre.
El
caso es que la palabra quincalla viene definida en nuestro
diccionario como “Cosa de poco valor” y “Conjunto de objetos de
metal de poco valor”, mientras que la palabra quincallería aparece
como “Lugar donde se hace o se vende quincalla”.
Las
quincallas vendían muchas cosas. Botones de todo tipo, utensilios de
costura, hilo, madejas, adornos (bordados, encajes, etc), ropa para bebé y otras
muchas cosas...Pues eso, de poco valor. Por éso es que la sabiduría
popular les decía quincallas en vez de mercerías.
LAS
CASCARRIAS.- Espero que no esté usted comiendo algo mientras me lee,
porque si es así puede que este asunto le revuelva algo el estómago.
Estamos
ante otra palabra en desuso, de la que miro su significado en el
diccionario español y dice “Persona o cosa despreciable”. En
otros sitios webs leo otras definiciones, como “Pegote
de
barro
u
otra suciedad que
se adhieren a la parte inferior de los vestidos”.
E igualmente hay otros significados usados en América latina pero
con definiciones similares a estos dos.
Pero
el caso es que la antigua cascarria, al igual que mis dos palabras
anteriores, dejó paso al “moco”, de forma que cuando hoy un niño
se ha sacado algo de alguno de sus agujeros nasales dice que es un
moco, en mi infancia se le decía cascarria y
había una clara diferenciación entre ésta y aquel, de forma que
moco era el producto semilíquido y viscoso del interior de la nariz mientras
que la cascarria era el moco ya seco.
“Niño,
déjate
las cascarrias.
Ve y coge
un pañuelo”
“Niño,
sinvergüenza ¿Te vas a sacar las cascarrias aquí?
En
fin, tal vez no es un tema muy agradable, pero cascarria es una
palabra muy bonita que se ha perdido y por ello yo se la traigo aquí
a mis lectores.
DAR
UN SOPLAMOCOS.- Y ya que hablamos de mocos y de reñir a los niños,
les traigo esta frase que yo no oigo hoy en día, tal vez sea quizás
porque hoy en día no es que esté prohibido pegar a los niños, sino
ni tan siquiera amenazarles, so pena de incurrir en maltrato infantil
Aun
sin saber nunca su verdadero significado, desde pequeño un niño
tenía asumido que un soplamocos era una bofetada y efectivamente el
diccionario muchos años después me confirma que ni los chiquillos
se equivocaban ni los padres o madres antiguas, en el fondo, trataban
mal a nuestro diccionario, pese a que supuestamente somos hoy en día
mucho más cultos.
Un
soplamocos hace alusión a darle aire a los mocos con la mano, lo
cual se puede hacer de forma suave, pero su significado antiguo no
contemplaba la suavidad por ningún sitio.
Les
espero para el próximo. Tocan ya sevillanas.