miércoles, agosto 24, 2011

SEVILLANAS MÍTICAS (I)

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Después de haber ido reseñando durante casi dos años ya en este mi y vuestro blog los intérpretes, y por último la breve reseña dedicada a autores y compositores, ha llegado según creo el momento de comenzar con las obras: nuestras queridas sevillanas.


Para hablar de estas obras (no de todas, ya que sería imposible), me he permitido hacer una breve clasificación por su importancia, y esta clasificación ha sido:

1.- Sevillanas míticas
2.- Sevillanas antológicas
3.- Sevillanas grandes
4.- Sevillanas incomprendidas

Antes de empezar quiero hacer un inciso para dejar mi opinión acerca de la clasificación de las sevillanas. En primer lugar quiero explicar que esta clasificación que acabo de hacer y que iremos desgranando poco a poco en las sucesivas entregas es una clasificación totalmente personal, y dentro de cada grupo incluiré sevillanas a mi total discreción. Ni mucho menos pretendo sentar ningún tipo de cátedra clasificatoria, pero de lo que sí estoy seguro es de que esta clasificación es lógica, ya que es una clasificación atendiendo a un concepto: a la importancia de las sevillanas (aunque el grado de importancia sea sólo adjudicado por mí, lo cual puede ser subjetivo sin duda). Efectivamente, y siempre desde mi punto de vista, la clasificación de las sevillanas sólo puede hacerse en base a un criterio. O sea, podemos clasificar las sevillanas por su temática, por su música, por su facilidad para el baile, por su ritmo…etc.

Pero clasificaciones generales como por ejemplo en la famosa película de Saura “Boleras, corraleras (de Lebrija), de las cruces de mayo, bíblicas, marineras, litúrgicas, de Feria, rocieras y para escuchar” me parecen auténticos disparates. ¿Cómo que bíblicas y para escuchar? Parece que una sevillana bíblica no fuera para escuchar cuando se trata precisamente de eso ¿Cómo que boleras y rocieras juntas, cuando una se llama así por su peculiar forma de baile y la otra por su temática? Pues nada, clasificaciones de este tipo verá vd. en muchas páginas web y el que las hace se queda tan pancho.


 

Vayamos pues por la importancia de las sevillanas. A lo largo de estos casi dos años, habrán vds. leído en más de una ocasión el término sevillana mítica escrito por mí. Quizás es por esto por lo que me he visto forzado a hacer esta clasificación, ya que aunque a mí puedan parecerme míticas muchas sevillanas, creo que las merecedoras de llevar semejante adjetivo sólo pueden ser aquellas que realmente lo hayan ameritado. Así pues ¿cuándo puede considerarse mítica una sevillana? Según mi opinión cuando por alguna u otra razón haya marcado época.

En este apartado de míticas no necesariamente verá vd. sevillanas grandiosas y profundas siempre. Una sevillana desenfadada puede haber llegado a ser mítica. Desde mi punto de vista una sevillana se convierte en mito cuando traspasa fronteras, cuando la baila todo el país, cuando representa un hito musical o simplemente cuando dejó profunda huella entre los aficionados pese al paso del tiempo o cuando año tras año Sevilla la canta en su Feria. ¡Vamos allá!

EL ADIOS.- Voy a comenzar con la mítica entre las míticas. Es lógico que sea la primera de entre las míticas, y es así porque dudo que haya una sevillana que sea tan conocida a nivel mundial como ésta.


Una anécdota: Corría el año 1.981 y cierta noche en Valencia, cenando con mi esposa y unos matrimonios amigos, entró una tuna para amenizarnos la velada. Cuando finalizaron su repertorio y se acercaron a nuestra mesa pandereta en mano, les dije que no soltábamos un duro hasta que no nos cantaran una sevillana. Al principio se resistieron argumentando que no sabían ninguna, pero ante nuestra insistencia se arrancaron, y vds. ya habrán adivinado dónde va a parar esto; efectivamente la estrofa que comenzaron entonando fue “Algo se muere en el alma” y para mi alegría cantaron completo el primer palo. Aquí ya pude comprobar que la sevillana del adios había traspasado fronteras, y esto era antes del gran boom de las sevillanas que aun estaba por llegar.

Como vds. ya saben, la sevillana del adios nunca dejó de traspasar fronteras y especialmente se hizo conocida a nivel mundial cuando sólo un año después de mi anécdota Sevilla se la cantó a Juan Pablo II en su despedida.

Dos Manueles, García en la música y Garrido en la letra, son los padres de esta sevillana que grabaron en su disco de 1.975 Amigos de Gines, y sobre la que no nos vamos a extender mucho más, ya que hay poco que añadir. Todos vds. la conocen y saben de qué va: de las despedidas y las penas que producen; y aunque están personalizadas en un amigo el sentimiento que describen es perfectamente aplicable a cualquier tipo de despedida. Pero… Si ya es importante lo que esta sevillana dice, igualmente lo es lo que no dice. Se nos va alguien querido, ¿Dónde? ¿Volverá? ¿Será la última vez que lo vemos? ¿Se va literalmente en un barco o es una metáfora?

Échenle imaginación y verán lo profunda que es. No hay sevillana más mítica que ésta. Quizás algún día, cuando otro Papa canturree otra sevillana…




SEVILLANAS BÍBLICAS.- Estas sevillanas que los Hermanos Toronjo recogieron, como prácticamente todas las suyas, del saber popular y las adaptaron para ser grabadas en disco, son quizás las más significativas de ellos de entre toda su producción. Nos dan a conocer pasajes bíblicos con conclusión final en el estribillo que puede ser hasta un consejo, como por ejemplo:

Sirva de aviso
Que a mayor confianza
Mayor peligro.


En realidad las sevillanas bíblicas no son unas sevillanas concretas, sino un conjunto de ellas, que de forma aleatoria cantaron Los Toronjo, bien de cuatro en cuatro o incluso añadiendo alguna suelta entre sevillanas de otra temática.

Para los poco versados en el peculiar lenguaje de los Toronjo: apliquen un poco la lógica. Oirán cosas como “A la Isabel en el baño” en vez de "a Betsabé en el baño”, “en la carta de Hungría” en vez de “en la carta de Urías” o “La lila infame” en vez de "Dalila infame”. Si, ya sé que esto es un asesinato del lenguaje, pero también forma parte de su peculiar encanto. No olviden que eran sevillanas del pueblo. Ya luego comenzaron a escribir autores serios y la cosa cambió, pero para nuestro deleite las sevillanas de los Toronjo quedaron así como las escuchamos hoy.



  
Y SE AMARON DOS CABALLOS.- Esta sevillana de Manuel Pareja Obregón fue durante muchos años la sevillana por excelencia. En las radios, en la Feria, en cualquier lugar donde se cantara por sevillanas, esta sevillana que los Hermanos Reyes popularizaron en la década de los 60, aparecía. Después, distintos grupos y solistas la han versionado hasta la saciedad.


Una sevillana simple; una historia sin trascendencia de un caballo que se enamora de una yegua. Pero con toda su simpleza marcó toda una época




LA VUELTA DEL CAMINO.- Juan Antonio Hurtado y Alfredo Santiago dieron vida a esta sevillana, que como ya referí en el escrito dedicado a Amigos de Gines en este blog, aparece grabada por primera vez en el disco de 1.969 que cantó “El pueblo de Gines”


Estamos ante una de esas sevillanas que todo el mundo conoce, pero que no todo el mundo identifica por su nombre. Sin embargo por “Lloran los pinos del coto”  la conocen hasta en Pekín.

Una sevillana que sin duda tiene ganado a pulso el sobrenombre de mítica, no sólo por ser conocida a nivel mundial, sino porque más de 40 años después de nacer sigue siendo el referente anual en el triste camino de vuelta de las hermandades rocieras.




UN HALCÓN Y UNA PALOMA.- Esta sevillana que interpretaron en 1.971 Los Hermanos Reyes representó un éxito grandioso. Nuevamente historias sencillas hacen que los aficionados se decanten por una sevillana hasta convertirla en mito.

En esta ocasión Rafael de León, Manuel Clavero y Manuel Pareja-Obregón, que se reunieron para darle vida, nos deleitaron con cuatro historias distintas, una por palo. Cosas tan sencillas como que la cizaña ama al trigo y se espanta ante la hoz del labrador ya cercana que los va a separar, una paloma que llora la muerte de un halcón al que ama, un potrillo que sueña con ser mayor, o la nieve que ama a la rosa que pide el sol para sobrevivir.

 

Si quiere saber por qué esta sevillana es mítica, pregúntele a cualquier sevillano si la conoce. No hace falta ni que sea aficionado.



 Todavía quedan algunas míticas que reseñar. Les emplazo para el próximo
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domingo, agosto 07, 2011

SE PERDIERON TANTAS COSAS (VIII)

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LOS CROMOS.- Bueno, aunque en aquella época había que tener mucho cuidado no fuera que por jugar a los cromos con alguna chiquilla lo tildaran a uno de mariposón, díganme ahora en confianza, Vds., machotes de más de 50 años, si en su niñez no se sintieron atraídos por un juego tan simple como adictivo, que eran los cromos de las chiquillas y que consistía en volverlos del revés y había que darles la vuelta sin tocarlos, lo que se lograba con la mano encogida haciendo hueco y golpeando el cromo  con el hueco para que el propio aire generado diera la vuelta al cromo.


Los cromos, que supongo que hoy en día existen (aunque no sé su nombre actual) consistía en un  recortable grande que al recortarlos quedaba dividido en cromos pequeños, con motivos de niñas dibujados en el anverso y blanco el reverso.

LOS RECLINATORIOS.- Por su carácter de mueble ideado para el rezo de uso personal, es fácil que muchos jóvenes de hoy en día, no solamente desconozcan lo que es este mueble sino incluso quizás la palabra que lo identifica.


                                                    



En las iglesias, antaño, solía haber varios reclinatorios que servían para que la gente mayor pudiera arrodillarse con mayor facilidad para proceder a sus rezos. Hace ya tiempo que no se ven, o al menos yo no los veo. Por un lado, hay menos gente que reza, por otro lado, la exigencia de arrodillarse tanto para rezar como para otras cosas en la iglesia han disminuido considerablemente en los últimos tiempos. Y por último, ya muy poca gente va a misa como no sea por un bautizo, boda o comunión

LOS VELOS.- En estos tiempos en que los burkas que usan las mujeres se están prohibiendo en distintas partes de nuestro territorio, y que incluso los velos islámicos se ponen en entredicho, ya nadie recuerda que en los años de posguerra y hasta en los años 60 muchas mujeres españolas usaban voluntariamente el velo.

                                                                 


El velo era una prenda obligatoria en las mujeres para entrar en misa, pero yo conocí mujeres que no se lo quitaban ni para hacer sus necesidades; y no es cosa de broma precisamente. Las mujeres que habían perdido un ser querido mostraban luto durante un tiempo más o menos largo (más bien más que menos), y el velo era además de la ropa negra una demostración de que el luto se llevaba por alguien realmente muy importante. Concretamente una tía abuela mía que perdió una hija joven no se quitó el velo ya desde entonces hasta su muerte… y fueron muchos años, al menos 30.

LAS PAREDES “ENCALÁS”,- No se han perdido las paredes “encalás” en Andalucía, ni muchos menos, pensarán vds. Y llevan toda la razón, ya que afortunadamente son todavía muchos los pueblos cuyos propietarios encalan las paredes de sus casas “en apareciendo” la primavera.


Pero no es a estas paredes “encalás” a las que yo quiero referirme, sino a las de las casas de vecino los días de boda. Todo el que haya  vivido en una casa de vecinos de las de aquellos años 40-50-60, saben la importancia que las mujeres daban al hecho de que las paredes lucieran bien blancas el día en que una vecina la “abandonaba” de camino al altar y en la mayoría de los casos a una nueva vivienda con su flamante marido. Así pues, antes de la primera boda anual anunciada en la casa las mujeres se afanaban y brocha en mano o en zanco blanqueaban con cal cada una su parte de pared correspondiente.

Cosas de las “marujas” de entonces, que a falta de telebasura se las apañaban para entretenerse constantemente en algo
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