domingo, agosto 07, 2011

SE PERDIERON TANTAS COSAS (VIII)

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LOS CROMOS.- Bueno, aunque en aquella época había que tener mucho cuidado no fuera que por jugar a los cromos con alguna chiquilla lo tildaran a uno de mariposón, díganme ahora en confianza, Vds., machotes de más de 50 años, si en su niñez no se sintieron atraídos por un juego tan simple como adictivo, que eran los cromos de las chiquillas y que consistía en volverlos del revés y había que darles la vuelta sin tocarlos, lo que se lograba con la mano encogida haciendo hueco y golpeando el cromo  con el hueco para que el propio aire generado diera la vuelta al cromo.


Los cromos, que supongo que hoy en día existen (aunque no sé su nombre actual) consistía en un  recortable grande que al recortarlos quedaba dividido en cromos pequeños, con motivos de niñas dibujados en el anverso y blanco el reverso.

LOS RECLINATORIOS.- Por su carácter de mueble ideado para el rezo de uso personal, es fácil que muchos jóvenes de hoy en día, no solamente desconozcan lo que es este mueble sino incluso quizás la palabra que lo identifica.


                                                    



En las iglesias, antaño, solía haber varios reclinatorios que servían para que la gente mayor pudiera arrodillarse con mayor facilidad para proceder a sus rezos. Hace ya tiempo que no se ven, o al menos yo no los veo. Por un lado, hay menos gente que reza, por otro lado, la exigencia de arrodillarse tanto para rezar como para otras cosas en la iglesia han disminuido considerablemente en los últimos tiempos. Y por último, ya muy poca gente va a misa como no sea por un bautizo, boda o comunión

LOS VELOS.- En estos tiempos en que los burkas que usan las mujeres se están prohibiendo en distintas partes de nuestro territorio, y que incluso los velos islámicos se ponen en entredicho, ya nadie recuerda que en los años de posguerra y hasta en los años 60 muchas mujeres españolas usaban voluntariamente el velo.

                                                                 


El velo era una prenda obligatoria en las mujeres para entrar en misa, pero yo conocí mujeres que no se lo quitaban ni para hacer sus necesidades; y no es cosa de broma precisamente. Las mujeres que habían perdido un ser querido mostraban luto durante un tiempo más o menos largo (más bien más que menos), y el velo era además de la ropa negra una demostración de que el luto se llevaba por alguien realmente muy importante. Concretamente una tía abuela mía que perdió una hija joven no se quitó el velo ya desde entonces hasta su muerte… y fueron muchos años, al menos 30.

LAS PAREDES “ENCALÁS”,- No se han perdido las paredes “encalás” en Andalucía, ni muchos menos, pensarán vds. Y llevan toda la razón, ya que afortunadamente son todavía muchos los pueblos cuyos propietarios encalan las paredes de sus casas “en apareciendo” la primavera.


Pero no es a estas paredes “encalás” a las que yo quiero referirme, sino a las de las casas de vecino los días de boda. Todo el que haya  vivido en una casa de vecinos de las de aquellos años 40-50-60, saben la importancia que las mujeres daban al hecho de que las paredes lucieran bien blancas el día en que una vecina la “abandonaba” de camino al altar y en la mayoría de los casos a una nueva vivienda con su flamante marido. Así pues, antes de la primera boda anual anunciada en la casa las mujeres se afanaban y brocha en mano o en zanco blanqueaban con cal cada una su parte de pared correspondiente.

Cosas de las “marujas” de entonces, que a falta de telebasura se las apañaban para entretenerse constantemente en algo

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