Continúo
con la reseña de los programas más importantes de aquellos años, o
al menos los que yo más recuerdo.
TEATRO.-
Estudio 1 fue el título que se le dio a un programa encargado de
llevar al hogar de los españoles grandes obras de teatro durante las
décadas de los 60 y 70. Estamos ante uno de los programas más
míticos de Televisión Española, que obtuvo un grandioso éxito
principalmente por la excelencia de sus representaciones, con actores
todos de primera línea que representaban obras de reconocido
prestigio y de cualquier época. Desde obras desenfadadas de Alfonso
Paso hasta los clásicos griegos, pasando por los grandes escritores
del siglo de oro, nuestros románticos, la generación del 27 y los
contemporáneos como Alejandro Casona, Buero Vallejo o Gala vieron
sus obras representadas en este genial programa. También escritores
extranjeros como Ibsen, Molière o Arthur Miller por poner tan sólo algunos
ejemplos.
Un
programa genial. Curiosamente, en la actualidad, donde se supone que
la gente es mucho más culta, este programa es totalmente impensable.
Tanto es así que comenzó a reeditarse en 2.000 y no pudo dársele
periodicidad semanal por su baja audiencia.
PROGRAMAS-CONCURSOS.-
Recuerdo entrañablemente uno al que iban representantes de los
distintos colegios de España, llamado Cesta y puntos. Era un
programa de preguntas y respuestas, donde el baloncesto jugaba algún
tipo de papel especial que no recuerdo bien, de ahí su nombre.
Pero
sin duda, el programa estrella de aquellos primeros años fue Un
millón para el mejor. Se trataba de un programa donde el premio era
nada más y nada menos que de...¡un millón de pesetas! Una cantidad
nada despreciable en los 60. El programa lo presentaba Joaquin Prat y
los concursantes alcanzaron gran fama mediática por sus
conocimientos, ya que debían de responder preguntas de un tema en el que estuvieran especializados, siendo las preguntas verdaderamente difíciles.
De
la mano de Narciso Ibáñez Serrador nos llegó, ya en la década de
los 70, el concurso por excelencia: Un, dos, tres, responda otra vez.
En su primera etapa presentado magistralmente por Kiko Ledgard, y con
la animación que aportaban los supertacañones encabezados por
Valentín Tormos en el papel de Don cicuta, quien alcanzó enorme
popularidad justo con este programa pese a llevar toda su vida en los
escenarios.
DIBUJOS
ANIMADOS.- No eran cosa exclusiva de hoy en día. Los niños también
tenían su apartado con los dibujos, que preferentemente eran de
producción extranjera, como los Picapiedra, Don Gato, El oso Yogi o
los dibujos de la Warner Bross con Bugs Bunny a la cabeza y un largo
elenco de personajes como Piolin y el gato Silvestre, el pato Lucas,
Elmer Gruñón y el cerdito Porky entre otros.
SERIES.-
Un lugar especial tuvieron desde el primer momento las series
norteamericanas como Bonanza, una de las pioneras y de las más
aceptadas por el público.
Gran
sensación causó la serie llamada El fugitivo, interpretada por
David Jensen, quien huía de la policía acusado de haber matado a su
esposa, no obstante haber visto él huir del lugar del crimen a un
hombre manco. La persecución del Doctor Kimble (nombre en la ficción
de Jensen) tras el hombre manco duró años y fue motivo de gran
expectación por parte de los televidentes españoles.
Aunque
la echaban muy tarde, tuve ocasión de ver alguna vez Los intocables.
Se trataba de una serie sobre el mítico policía Elliot Ness,
interpretado por Robert Stack, quien acompañado de sus intocables,
se las traía constantemente tiesas con los mafiosos de turno que se
empeñaban en saltarse la ley seca.
Otras
series de aquellos años fueron: Daniel Boone, sobre el legendario
personaje norteamericano; Perry Mason, sobre un abogado que ganaba
todos los enrevesados casos que le encomendaban; El virginiano, del
oeste al igual que El llanero solitario; Misión imposible, sobre un
equipo al que le eran asignadas peligrosas y difíciles misiones que
les eran dictadas al principio de cada capítulo en un artilugio que
se autodestruía; Embrujada, sobre una mujer con poderes mágicos
casada con un hombre normal, y su madre, que odiaba a su yerno por
no ser brujo y constantemente le chinchaba; el superagente 86 quien
junto a la superagente 99 hacían las delicias de los
teleespectadores en la agencia de espías en la que prestaban sus
alocados servicios; La familia Munster, conocida por todos y
Rin-tin-tin, sobre un muchacho que era cabo corneta del ejército
americano y vivía grandes aventuras acompañado de su inteligente
perro, un pastor alemán llamado Rin-tin-tín, que daba nombre a la
serie.
Mención
especial merece la serie de terror Historias para no dormir, de
Narciso Ibáñez Serrador, de la cual hay en la actualidad colgados
muchos capítulos en Youtube. Visionados hoy en día parecen de
chiste, pero en aquellos años, visionados por un niño de 11-12
años, parecían terroríficos y no fueron pocas las noches en que
anduve el pasillo desde la casa del vecino a la mía con el alma en
vilo.
He
dejado para el final una serie que, aunque menos atractiva a mi
parecer que otras que he nombrado aquí, constituyó todo un fenómeno
social. No es otra que El Santo. Entonces... si no era una gran serie
¿por qué armó tanto revuelo? Pues sencillamente porque su
intérprete, Roger Moore, que daba vida a Simón Templar “El santo”,
fue considerado por toda fémina viviente, joven o vieja, el
prototipo de hombre archimaravilloso y tremendamente guapo, de forma
que todas se prendaron de él. Claro que...ésto iba por modas y de
hecho no tardó mucho en llegar un tal doctor Gannon... pero esa es
otra historia.
Igual
que es otra historia los anuncios televisivos, que por su importancia
creo que merecen un capítulo aparte. Tal vez el próximo. Estén
atentos.
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