domingo, marzo 23, 2014

LA CAJA TONTA (II)

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Continúo con la reseña de los programas más importantes de aquellos años, o al menos los que yo más recuerdo.

TEATRO.- Estudio 1 fue el título que se le dio a un programa encargado de llevar al hogar de los españoles grandes obras de teatro durante las décadas de los 60 y 70. Estamos ante uno de los programas más míticos de Televisión Española, que obtuvo un grandioso éxito principalmente por la excelencia de sus representaciones, con actores todos de primera línea que representaban obras de reconocido prestigio y de cualquier época. Desde obras desenfadadas de Alfonso Paso hasta los clásicos griegos, pasando por los grandes escritores del siglo de oro, nuestros románticos, la generación del 27 y los contemporáneos como Alejandro Casona, Buero Vallejo o Gala vieron sus obras representadas en este genial programa. También escritores extranjeros como Ibsen, Molière o Arthur Miller por poner tan sólo algunos ejemplos.



Un programa genial. Curiosamente, en la actualidad, donde se supone que la gente es mucho más culta, este programa es totalmente impensable. Tanto es así que comenzó a reeditarse en 2.000 y no pudo dársele periodicidad semanal por su baja audiencia.

PROGRAMAS-CONCURSOS.- Recuerdo entrañablemente uno al que iban representantes de los distintos colegios de España, llamado Cesta y puntos. Era un programa de preguntas y respuestas, donde el baloncesto jugaba algún tipo de papel especial que no recuerdo bien, de ahí su nombre.

Pero sin duda, el programa estrella de aquellos primeros años fue Un millón para el mejor. Se trataba de un programa donde el premio era nada más y nada menos que de...¡un millón de pesetas! Una cantidad nada despreciable en los 60. El programa lo presentaba Joaquin Prat y los concursantes alcanzaron gran fama mediática por sus conocimientos, ya que debían de responder preguntas de un tema en el que estuvieran especializados, siendo las preguntas verdaderamente difíciles.



De la mano de Narciso Ibáñez Serrador nos llegó, ya en la década de los 70, el concurso por excelencia: Un, dos, tres, responda otra vez. En su primera etapa presentado magistralmente por Kiko Ledgard, y con la animación que aportaban los supertacañones encabezados por  Valentín Tormos en el papel de Don cicuta, quien alcanzó enorme popularidad justo con este programa pese a llevar toda su vida en los escenarios.

DIBUJOS ANIMADOS.- No eran cosa exclusiva de hoy en día. Los niños también tenían su apartado con los dibujos, que preferentemente eran de producción extranjera, como los Picapiedra, Don Gato, El oso Yogi o los dibujos de la Warner Bross con Bugs Bunny a la cabeza y un largo elenco de personajes como Piolin y el gato Silvestre, el pato Lucas, Elmer Gruñón y el cerdito Porky entre otros.

SERIES.- Un lugar especial tuvieron desde el primer momento las series norteamericanas como Bonanza, una de las pioneras y de las más aceptadas por el público. 

 

Gran sensación causó la serie llamada El fugitivo, interpretada por David Jensen, quien huía de la policía acusado de haber matado a su esposa, no obstante haber visto él huir del lugar del crimen a un hombre manco. La persecución del Doctor Kimble (nombre en la ficción de Jensen) tras el hombre manco duró años y fue motivo de gran expectación por parte de los televidentes españoles.

Aunque la echaban muy tarde, tuve ocasión de ver alguna vez Los intocables. Se trataba de una serie sobre el mítico policía Elliot Ness, interpretado por Robert Stack, quien acompañado de sus intocables, se las traía constantemente tiesas con los mafiosos de turno que se empeñaban en saltarse la ley seca.


Otras series de aquellos años fueron: Daniel Boone, sobre el legendario personaje norteamericano; Perry Mason, sobre un abogado que ganaba todos los enrevesados casos que le encomendaban; El virginiano, del oeste al igual que El llanero solitario; Misión imposible, sobre un equipo al que le eran asignadas peligrosas y difíciles misiones que les eran dictadas al principio de cada capítulo en un artilugio que se autodestruía; Embrujada, sobre una mujer con poderes mágicos casada con un hombre normal, y su madre, que odiaba a su yerno por no ser brujo y constantemente le chinchaba; el superagente 86 quien junto a la superagente 99 hacían las delicias de los teleespectadores en la agencia de espías en la que prestaban sus alocados servicios; La familia Munster, conocida por todos y Rin-tin-tin, sobre un muchacho que era cabo corneta del ejército americano y vivía grandes aventuras acompañado de su inteligente perro, un pastor alemán llamado Rin-tin-tín, que daba nombre a la serie.

Mención especial merece la serie de terror Historias para no dormir, de Narciso Ibáñez Serrador, de la cual hay en la actualidad colgados muchos capítulos en Youtube. Visionados hoy en día parecen de chiste, pero en aquellos años, visionados por un niño de 11-12 años, parecían terroríficos y no fueron pocas las noches en que anduve el pasillo desde la casa del vecino a la mía con el alma en vilo. 

 

He dejado para el final una serie que, aunque menos atractiva a mi parecer que otras que he nombrado aquí, constituyó todo un fenómeno social. No es otra que El Santo. Entonces... si no era una gran serie ¿por qué armó tanto revuelo? Pues sencillamente porque su intérprete, Roger Moore, que daba vida a Simón Templar “El santo”, fue considerado por toda fémina viviente, joven o vieja, el prototipo de hombre archimaravilloso y tremendamente guapo, de forma que todas se prendaron de él. Claro que...ésto iba por modas y de hecho no tardó mucho en llegar un tal doctor Gannon... pero esa es otra historia.

Igual que es otra historia los anuncios televisivos, que por su importancia creo que merecen un capítulo aparte. Tal vez el próximo. Estén atentos.


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