miércoles, marzo 05, 2014

LA CAJA TONTA (I)

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La televisión comenzó a emitir en España en 1.956. Sin embargo, mis recuerdos sobre los primeros aparatos de televisión que vi se remontan a bastante tiempo después, concretamente a 1.964-65.  



Y es que un aparato de televisión antes de la segunda mitad de los 60 no estaba al alcance del común de los ciudadanos. Es por ello que mi primer recuerdo de un aparato de ese tipo es el correspondiente al existente en una peña en la calle Reyes Católicos, peña privada en la que evidentemente no podían entrar los que no fueran socios, pero alguna que otra vez podía algún chiquillo colarse y quedarse extasiado unos segundos ante aquel aparato que emitía imágenes al igual que en un cine; pero sólo hasta que detectaban tu presencia y te echaban. 

 



A partir de esa fecha antedicha comenzaron a verse más televisores en las casas. Por un lado puede que sus precios bajaran como suele ocurrir con toda la tecnología cuando ya lleva un tiempo en el mercado y por otro los comerciantes comenzaron a dar cómodos plazos a quien quisiera adquirir un aparato de televisión. Eran tiempos en que los créditos al consumo los asumían los propios comerciantes en vez de los bancos; cosa ésta que seguramente resultaba mucho más gravosa para el comprador, ya que los intereses que aplicaba el comerciante debían de ser bastante altos, pero la ventaja residía en que el criterio del comerciante para conceder el préstamo distaba mucho de tener la dureza que los bancos emplean, por lo que prácticamente cualquiera era susceptible de poder entramparse.



Pese a esto que digo, en mi casa no hubo un televisor hasta finales de la década. Mientras tanto, se veía la televisión sólo ocasionalmente y en la casa de algún vecino. Éste era un fenómeno gracioso: El primer vecino de la casa que adquiría un televisor solía invitar a la gente a su casa cuando quisiera ir a verlo, lo cual era seguramente más una fórmula de cortesía que ninguna otra cosa, pero la gente curiosamente tomaba la palabra y por las noches, pertrechada de su propia silla, se presentaba en la casa del afortunado poseedor del aparato. A decir verdad, no era todas las noches, pero sí cuando había algún programa que te interesaba, de forma que una noche por un vecino, otra por otro, no había ni una en la que el propietario pudiera disfrutar de su televisor a solas con su familia.





De aquella televisión en blanco y negro salieron emisiones diversas, que a mi hoy en día me parecen entrañables y que a cualquier persona más joven le parecerán enormes bodrios. Probablemente lo eran, pero cuando uno es un niño y se está ante un invento tan fascinante como la televisión cualquier cosa que emitiera podía ser interesante; seguramente nada interesante para un niño del siglo XXI, pero altamente interesante para un niño en los años 60. Detallo a continuación algunos de los programas que recuerdo.



INFANTILES.- No es que hubiera muchos, y sobre todo, teniendo en cuenta que yo no tuve televisión propia hasta 1.969 cuando ya era algo más que un niño, no puedo hablar mucho de ellos. Sin embargo si que pude ver en ocasiones en casa de un familiar un programa que emitían por las tardes donde intervenían una seria de alocados personajes llamados genéricamente Los chiripitifláuticos, cuyos componentes eran el Capitán Tan, Locomotoro , Valentina y el tío Aquiles.





También recuerdo a una señora llamada Herta Frankel con su perrita Marilín, acompañada de Franz Johan; pero lo que no recuerdo es si intervenían en Los chiripitifláuticos o era en otro programa.



MUSICALES.- Recuerdo uno titulado Escala en hi-fi, que tuvo gran éxito pese a

no ser un musical al uso, ya que eran actores quienes mediante la técnica del play back (¡qué cosas! Esto ya existía en aquellos años) interpretaban éxitos del momento.



Aunque no recuerdo los títulos de otros, si que recuerdo que había programas, especialmente los sábados por las noches, en los que intervenían los grandes intérpretes del momento, si bien, hasta que se produjo la apertura al exterior la mayoría eran intérpretes españoles; bien folclóricas o ñoñerías tipo Raphael y Karina.



MAGAZINES.- Todos los domingos solía haber un programa de este tipo, en el que se mezclaban actuaciones de muchos artistas con concursos, entrevistas y cualquier otro tipo de animación. Recuerdo algunos como Gran Parada, Tarde para todos o Todo es posible en Domingo.



También tuvo gran popularidad un programa de sobremesa titulado La casa de los Martínez, programa que semejaba una casa de una familia, Los Martínez, que no obstante era de puertas abiertas y deambulaban por ella todo tipo de personajes famosos a los que se entrevistaba alrededor de una mesa camilla. Como ustedes verán esto de la mesa camilla no lo inventaron determinadas folclóricas que hicieron un programa posterior.






Por último, uno que causó gran sensación entre las féminas fue Reina por un día, en el que una señora anónima era agasajada por un día como si de una reina se tratara, cosa que hoy a lo mejor no es tan impactante, pero en aquellos años 60, a falta aún de programas basura, era un gran aliciente para las sufridoras amas de casa que podían de esa forma soñar en que quizás algún día podría tocarle a ellas.



Pongo fin de momento a la reseña de estos programas antiguos de televisión, pero les emplazo para el próximo artículo donde terminaré de darles la tabarra con más cosas como éstas.





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