domingo, junio 24, 2012

PROFESIONES Y OCUPACIONES PERDIDAS (II)

| |
Con las estadísticas que facilita blogspot, que no puedo decir que sean una maravilla, puedo saber al menos entre otras cosas cuáles son los temas más visitados. ¿Cual, dirán vds? Pues el más visitado es el de Profesiones y ocupaciones perdidas que escribí allá por Noviembre de 2.009, seguido de cerca, eso sí, por el de los colegios. Por ello es que durante mucho tiempo llevo escarbando en mi memoria para poder traer a este su blog nuevas profesiones y ocupaciones que se perdieron. Aquí están

SERENO.-Los serenos, bastante extendidos en ciudades como Madrid por ejemplo, no eran muy habituales en Sevilla, pero si que pude ver algunos en calles del centro, especialmente ya en los años 70, pero aunque no lo recuerdo bien creo que ejercían más bien de vigilantes que de hombres llavero

Lo que sí recuerdo es la garrota que al menos uno de ellos llevaba cierta noche en García de Vinuesa, cuando dos en una moto le habían arrebatado el bolso a una mujer, y al pasar a la altura del sereno salió a relucir la garrota dando con los dos rateros en el suelo. Seguramente es por este recuerdo por lo que creo que eran más  vigilantes que otra cosa.


Dejo aquí pues, un recuerdo para aquellos profesionales que en determinadas ciudades aliviaban las desdichas del que llegaba tarde a su casa con el portal cerrado y no tenía llave para abrirlo, mientras que en otras ciudades sirvieron para ahuyentar a los delincuentes de sus barrios en la época en que éstos comenzaron a hacerse más presentes.

GUARDIA URBANO- ¿Quién no ha oído hablar del guardia de la Campana? En nuestros tiempos (años 60), el guardia de la Campana era tan famoso como Curro el del quiosco.

Los guardias urbanos eran autoridades, probablemente del mismo rango que los guardias municipales, sólo que su misión consistía en dirigir el tráfico en los cruces e intersecciones más complicados de las capitales.

Fue ésta una de las primeras profesiones que la tecnología, en forma de semáforos, se llevó por delante. Probablemente no eran más efectivos que los semáforos, pero eran humanos. Claro que...En estos tiempos modernos ¿Quién es humano? Y ¿Para qué sirve la humanidad?


Aquí les he dejado una foto obtenida de un blog amigo. Como puede verse en ella, la de guardia urbano era una ocupación estimada por los ciudadanos, que llegando las Navidades daban el aguinaldo al guardia en forma de botellas o artículos navideños.


LOS "BOMBEROS" (LÉASE REGANTES)- No, no hablo ahora de los bomberos apagafuegos cuyo cuartel estaba bajo el puente de San Bernardo, y que afortunadamente no han desaparecido, sino de los regantes de calles.

Eran dos hombres, empleados municipales supongo, que armados de una manguera y una gran llave de “T” deambulaban por las calles y cuando llegaban a una boca de riego de las que había en el suelo ocultas por una tapa pequeña de forja, enchufaban la manguera, abrían el paso de agua con la llave y...A regar la calle.


A cuento de esto, les voy a preguntar una cosa a la que seguramente vds. me contestarán al unísono que sí. ¿No han tenido vds. nunca un instante tonto; un instante en el que todos a tu alrededor reaccionan convenientemente mientras que tú te quedas alelado? A mi me pasó con “los bomberos”.

El caso es que estos hombres, por donde quiera que iban atraían la atención de los chiquillos, los cuales convenientemente a recaudo les cantaban cosas como “la manga riega, aquí no llega” o “bombero, agua quiero, Popí agua aquí”. 

Bien, pues cierta tarde estaban éstos hombres regando a la altura de la ventanilla (¿recuerdan “la ventanilla” en calle Arjona-Segura? Está en uno de mis primeros escritos), y los niños estábamos a la altura de lo que era la entrada de Preferencia del Cine Colón, al lado de la boca de Damas, convenientemente reguardados por un camioncete de reparto de refrescos, con nuestras chanzas hacia los regantes. De pronto el camión arrancó y salió pitando, y al tiempo que los amigos corrían que se las pelaban, yo tuve el instante tonto y me quedé petrificado. Ni que decir tiene que el “bombero” pagó conmigo las burlas que le hacían todos los chiquillos del mundo y me puso pingueando. ¡Cosas que pasan!

(La puerta de garaje del fondo era la entrada de Preferencia del Cinema Colón)

No se vayan muy lejos, que pronto vienen más profesiones y ocupaciones perdidas

0 comentarios:

Publicar un comentario

Custom content