jueves, junio 07, 2012

SE PERDIERON TANTAS COSAS (XVI)

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En mi anterior post de “Se perdieron tantas cosas” dije que éste que nos ocupa ahora sería el último de esta serie. Ciertamente será así, al menos de momento, ya que me dejo la puerta abierta por si se me ocurren en el futuro más cosas que se perdieron.

Voy a hacer un breve recordatorio de aquellas cosas que en nuestra pubertad eran el pan nuestro de cada día. No se olvide que hablamos de una época tremendamente restrictiva en lo tocante al sexo; y digo esto para que a todo aquel que no viviera aquella época y le suene todo esto a tercermundista pase sobre este escrito con ojos condescendientes.

LAS CACHAS.- En tiempos anteriores a los de nuestra incipiente juventud, los hombres andaban a la búsqueda de un tobillo femenino cuando la mujer subía un poco su falda (para subir una escalera por ejemplo). Al principio de los 60 lo más era ver unas cachas (léase muslos), y sin ningún género de dudas, el gran aliado en este menester era el Seat 600, un coche cuyos primeros modelos abrían sus puertas al revés de cómo hoy abren todos los coches, de forma que la mujer que se bajara de él tenía unos segundos de compromiso en los cuales sus muslos quedaban al descubierto...Incluso a veces durante una fracción de segundo se atisbaba (o se creía atisbar) al fondo de los muslos un color, normalmente blanco, que se suponía eran las bragas. Todo un acontecimiento, no se crean.



Pero no crean vds, que sólo los púberes nos dedicábamos a cazar cachas. A cualquier hombre de cualquiera edad también se le iban los ojos detrás de los contorneados muslos femeninos.

LOS RABOS.- Esto era ya más complicado, y había que ser lo suficientemente atrevido, cosa que yo no era, por lo que probablemente me perdí algunas emociones, pero también a buen seguro evité pasar más de una vergüenza. Sin embargo si salías con varios amigos siempre había quien proponía ir a tal o cual entrada “Que hay mucha bulla y se ponen muchos rabos”

(Ejemplo de bulla en Sevilla)

El caso es que en las aglomeraciones, por ejemplo Semana Santa, o en los autobuses de aquél tiempo que solían ir muy llenos en horas punta, los atrevidos se ponían detrás de una mujer y se arrimaban a ella. Esto era muy habitual verlo en las bullas, pero lo que era menos habitual es que la mujer que se percatara lo consintiera, aunque debo de dejar constancia de que para mi asombro en más de una ocasión pude ver alguna mujer que no le hacía ascos a la situación.

Todavía hoy en día sigo sin saber qué sacaban.

LA COMBINACIÓN.- A veces, raras veces desde luego, veías alguna mujer en combinación. Esto se daba principalmente en las casas de vecinos, donde como ya dije las puertas permanecían mucho tiempo abiertas, especialmente en verano, tiempo además en que las mujeres podían descuidarse algo por causa del calor.

La combinación era una prenda muy erótica, ya que representaba el súmmum en cuanto a ver ropa interior de una mujer podía aspirarse.

La combinación era pues ropa interior, pero sin embargo, pareciera que fuera como una ropa interior de menor rango; algo que, aunque con reservas, podía dejarse ver en ciertas ocasiones. Menos mal, porque de otra forma nos hubiéramos perdido la visión de Elízabeth Taylor de esta guisa en “La gata sobre el tejado de zinc”, de la que les dejo aquí una foto.


Está preciosa Lis, ¿verdad? ¿Y no es verdad también que esa imagen de la actriz en combinación es mucho mas erótica que las imágenes porno que hoy en día nos inundan?

Bueno, se acabó momentáneamente la tabarra que les he venido dando con “Se perdieron tantas cosas”. Pero yo sigo. Vendrán nuevas cosas. Sólo tienen que pasarse de vez en cuando por éste su blog.

PD.- Recuerdo a todos los admiradores del grupo No-madeja-do que quieran asistir, se apunten a la reunión que estamos organizando.

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