viernes, julio 09, 2010

YA NO SE DICE, YA NO SE ESCUCHA (III)

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Bueno, vamos con esta tercera parte de “ya no se dice, ya no se escucha”. Aunque aún me quedan muchas cosillas de éstas, después de esta noticia le daré un descansillo a esta sección, por no cansar al personal más que nada. Para el que le esté gustando, prometo volver a ella.

ARDER MÁS QUE LA VAQUITA.- Esta frase se hizo popular en la década de los 70 y 80, aunque la verdad es que su popularidad duró poco, probablemente porque el tono jocoso en que se decía no tenía nada que ver con el triste asunto que representó el incendio de La Vaquita, en el que murieron 6 personas.

El caso es que en el año 1.973 ya habían comenzado a florecer las whiskerías. Una de las pioneras se llamaba La Vaquita, en la calle Joaquín Costa (zona Alameda). Seguramente hubiera sido uno de tantos locales de este tipo que nacieron, vivieron y murieron durante más de dos décadas en Sevilla sin pena ni gloria, de no ser por su trágica historia. En el nombrado 1.973 un individuo tomó unas copas allí y no le gustó el trato que le dieron (creo recordar que declaró que le sacaron todo su dinero y al final no querían mantener relaciones con él), y ni corto ni perezoso fue por un bidón de gasolina y le prendió fuego al establecimiento. El local era largo y estrecho, lo que impidió la salida de varias personas que estaban allí, de las cuales 6 perecieron asfixiadas.

“A que te arrimo el mechero y vas a arder más que la vaquita” es un ejemplo del sentido con que era empleada tan desafortunada frase. No es ciertamente muy oportuna, pero la traigo aquí porque fue muy usada en su tiempo.


                   (Estado en que quedó La Vaquita después del incendio. (foto ABC de Sevilla)).

TIEMPOS DE MARICASTAÑA.- Esta frase, que hoy se escucha poco, desde luego bastante menos que antiguamente, era muy usual para aplicarla a cosas o hecho muy antiguos. “Eso es de los tiempos de Maricastaña”.

Como otras muchas frases, el pueblo repetía estas frases hechas sin saber en absoluto su significado.

No ha sido hasta hace muy poco cuando he venido a enterarme de que Maricastaña es abreviatura de María Castañeira, una heroína gallega del siglo XIV, que no llegó a ser un personaje histórico realmente importante, por lo que choca que fueran tomados sus tiempos como referente de lo muy antiguo.

MAS LARGO QUE UN DIA SIN PAN.- Esta frase, que yo hoy en día ya no escucho, es en sí misma toda una declaración; todo un reflejo de situaciones especiales en las que el hambre apretaba su horrenda mano sobre los ciudadanos.

La frase en cuestión se empleaba para poner énfasis en lo dilatado en el tiempo de algunas cosas, aunque con el tiempo se generalizó y se empleaba también aplicándola a cualquier cosa grande. Por ejemplo, se le decía a un chiquillo que fuera alto (antiguamente a los niños altos se les denominaba por lo general largos)

Una vez más, el pueblo hace gala de humor ante las situaciones difíciles. Todo lo que encierra esta frase tan desgarradora así lo demuestra.

BRILLANTINA.- Prometí hablar de este producto que hoy apenas se usa y que en los años 50 y 60 era de uso bastante común.
Bien es cierto que este producto ha vivido épocas de resurgimiento desde entonces, especialmente auspiciado por el cine, y que hoy en día tiene usos incluso sofisticados, pero el hecho de traerla aquí es porque como digo era de uso muy común en todas las casas en aquellos años.

Efectivamente, la brillantina era usada por la práctica totalidad de los hombres en su cabello, y también por las mujeres como lubricante (mi abuela para su máquina de coser).




RUMBOSO.- Esta palabra, totalmente en desuso, me encanta. Se usaba para definir a aquella persona que era generosa con el dinero. Por ejemplo, si alguien comentaba “Estuve tomando café con Fulano, y pagó y encima dejó dos reales de propina”, alguien respondía, “¡anda, qué rumboso!"

El caso es que el pueblo, en su eterna sabiduría, empleaba esta palabra sólo en los casos en que el rumboso en cuestión no debería de permitirse su generosidad. En otras palabras, el rumboso era alguien en general admirado por su generosidad, pero al mismo tiempo repudiado de alguna forma porque su proceder gastando más de lo que podía permitirse no era correcto. Esto es al menos lo que a mi me parecía, ya que yo nunca oí que a un rico le llamaran rumboso. Si un rico efectuaba actos de generosidad, era sencillamente un hombre generoso

El diccionario admite distintas acepciones para esta palabra, pero yo recojo aquí el sentido con el que yo la conocí y la oí emplear.

Bueno, como he dicho, un descansito para estos asuntos, y más adelante, más. Prometido

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