sábado, junio 19, 2010

YA NO SE DICE. YA NO SE ESCUCHA(II))

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SABER MÁS QUE BRIJÁN.- Esta frase, que usaba mi abuela, quedó grabada en mi mente como quedan grabadas en nuestra mente de por vida cosas que vemos u oímos cuando somos niños.

No ha sido hasta hace muy poco y gracias a Internet cuando pude saber quién era el tal Briján, que aunque su nombre suene a personaje de cuento resulta que nada más lejos de la realidad. En realidad el dicho procede de la cuenca minera de la provincia de Huelva, donde dicen que trabajaba un señor inglés llamado O’brian y que sabía sobre todas las cosas más que el común de los mortales(cosa nada difícil en aquel tiempo por otra parte). Esta es la historia y el particular gracejo andaluz hizo el resto. Se corrió la voz de que había un señor que sabía mucho y cuyo nombre era Brian, luego Brijan y por último Briján, quedando con este andalucismo sobre su verdadero apellido inglés para la posteridad.

SER MÁS RICO QUE  ROCHIL.- Cuando los chiquillos pedíamos dinero y se nos daba, y al poco rato ya estábamos pidiendo otra vez para otra cosa, era usual escuchar esta frase; “a ver si tú te crees que yo soy Rochil”.

Efectivamente parece que Rochil era el hombre adinerado por excelencia en tiempos de nuestros abuelos. Andando el tiempo he podido saber que Rochil, al igual que Briján, era un apellido inglés que había pasado por su correspondiente proceso de conversión al andaluz. El hombre en cuestión era James Mayer de Rothschild y su nacionalidad era francesa. Creó un imperio que todavía hoy perdura en manos de sus sucesores.



Y VENDERÁ EL TUERTO LOS ESPÁRRAGOS.- Esta frase era muy escuchada al irse a dormir y especialmente cuando el día que terminaba había sido poco agradable. “¡Venga!, vámonos a dormir que mañana será otro día y venderá el tuerto los espárragos”.

Era lógico que cuando un día había sido especialmente complicado por cualquier circunstancia se recurriera al plácido sueño para olvidar sinsabores y despertarse al siguiente día con ánimos reforzados. Todos sabemos que las cosas se ven de otra forma al día siguiente. Pero esa apostilla del tuerto siempre me intrigó y yo pensaba que no venía a pelo una cosa con otra, pero la verdad era que aunque nuestros mayores repetían estas frases como loros, preguntados sobre ellas eran incapaces de saber su origen ni explicar nada en absoluto, solo que “es un dicho muy antiguo”.

En realidad con el tiempo descubrí que en mi casa se decía mal el dicho, ya que realmente es “y verá el tuerto los espárragos”, con lo cual la frase sí cobra sentido, ya que ahora sí nos apostilla que después de un sueño reparador las cosas se ven de otra forma, y que incluso pueden ocurrir cosas poco comunes como que un tuerto vea los espárragos que normalmente no ve bien.

ALCUZILLA.- Esta palabra es un excelente reflejo del saber de nuestros abuelos y su habilidad para denominar las cosas con tino.

Actualmente Vd. usa las alcuzas aunque en muchas ocasiones ni tan siquiera sabe que las está usando. Hemos cambiado su denominación por el quizás más propio aceitera, aunque no sea su verdadero nombre. Efectivamente una alcuza es el utensilio que lleno de aceite sirve para administrar aceite en pequeño chorro y que Vd. usa muchas mañanas en su desayuno cuando le pone aceite a su tostada en un bar o en su casa.



Pues bien, la alcuzilla era una alcuza pequeña. Se trataba de un pequeño recipiente redondeado, de hierro, cuya base era de lata para poder ser apretada con facilidad y empujar así el líquido desde abajo para facilitar su salida ya que la cánula era muy estrecha, y para la salida tenía por arriba una fina cánula, larga para poder llegar a sitios escondidos con facilidad. Mi abuela la usaba para engrasar su máquina de coser, y en esta ocasión no lo hacía con aceite, sino con…brillantina, un artículo y palabra también en desuso del que hablaremos otro día.

Más adelante, habrá más, pero al próximo tocan ya sevillanas.

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