TRAPERO.-Cuando yo era un niño, no sé bien, supongo que con 7-8-9 años, había un personaje que me producía un terror tremendo; y no era otro que el trapero.
Para comenzar desde el principio de esta historia de terror hay que remontarse al individuo con el que las madres solían asustar a sus hijos en aquella época. El siempre socorrido hombre del saco era un aliado imprescindible de las madres para asustar a sus hijos cuando salían a la calle y querían que volviesen pronto, especialmente antes de oscurecer en invierno. Además, en ayuda del hombre del saco habían venido en el siglo XIX ciertos individuos asesinos a los que se llamó sacamantecas, aunque la realidad es que aquí se les decía "el mantequero".
¡No vayas a volver tarde, que de noche te coge el mantequero, que se lleva a los niños para hacer manteca con ellos!
Bien, pues el trapero que solía ir por mi barrio era un hombre bastante desaliñado, con barba mugrienta y el característico saco al hombro que solían llevar para guardar las cosas que le daban, o...¿qué compraban? En fin, asocien vds. la figura del hombre del saco y la del mantequero y ¿qué tendrán? Pues algo bastante parecido al trapero de mi barrio, por lo que no es extraño que me causara pavor.
Pero la verdad es que el trapero era un individuo que se ganaba la vida de calle en calle recogiendo cualquier cosa vieja que quisieran darle, y que posteriormente vendería supongo, aunque vaya vd. a saber dónde lo convertiría en dinero de cualquier otra forma.
En los capítulos del Chavo del 8, con los que tanto disfruté en su día cuando ya era un hombre, pude ver que en México este personaje tiene su contrapartida, aunque allí le llaman ropavejero.
PEÓN CAMINERO.- Esta sí que es una profesión que yo nunca vi ejercer ni conocí a nadie que la ejerciera. Tanto es así que no fue hasta bien pasada mi juventud cuando me enteré de que, en contra de lo que yo venía creyendo, los peones camineros no tenían nada que ver con los ferrocarriles, sino que eran los encargados de cuidar el estado de la carretera.
(Casilla peón caminero)
Todavía hace relativamente poco podía verse, por ejemplo en Bormujos antes de su espectacular crecimiento, la denominada casilla del peón caminero que no era otra cosa que una casa pequeña donde residía el peón y su familia. Supongo que quedará alguna en pie en algunos sitios.
MOZO DE ESTACIÓN O MALETERO.- Personaje imprescindible de las películas de época, en mis recuerdos está la figura de estos hombres que se caracterizaban por llevar una chaquetilla azul y que eran los encargados de transportar el equipaje de los viajeros que lo solicitaran desde el andén a la salida de la estación, y además intentaban sacarse algunas perrillas extras dándole al cliente una tarjeta de hostal o pensión debidamente identificada como de él para a posteriori poder cobrar una comisión por ello.
No es nada extraño que yo los recuerde, ya que tenía muy cerca de mi casa la (hoy convertida en centro comercial) estación de Córdoba, que por cierto todo el mundo la conocía por estación de Córdoba por mucho que hoy quieran recordarla como estación de Plaza de Armas, al igual que la estación de San Bernardo era la estación de Cádiz.
JEFE DE ESTACIÓN.- Este es otro personaje imprescindible de las películas de época, y afortunadamente gracias a ellas nuestros jóvenes pueden saber que esta figura existía en nuestra estaciones en aquellos momentos en que los trenes no estaban informatizados, sobre todo porque no se habían creado los ordenadores aún o no habían llegado a nuestro país.
El jefe de estación era la máxima autoridad dentro de la suya, aunque la gente lo suele identificar como el empleado que con una bandera daba las salidas a los trenes desde el andén, a fin de evitar que pudiera arrancar mientras alguien se estuviera montando.
Este fue uno de los muchos oficios que propiciaban los ferrocariles hoy desaparecidos, como el siguiente que les reseñaré en el próximo escrito y algunos más que nombraré en él.
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