sábado, noviembre 30, 2013

JOSÉ ANTONIO RÚA (D,E,P.)

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De nuevo me veo en el penoso deber de escribir unas letras en homenaje a otro grande de las sevillanas que nos ha dejado. 




Como ustedes ya sabrán, José Antonio Rúa fue uno de los creadores del grupo Cantores de Híspalis y desgraciadamente ha sido el segundo en irse, después de Falín. Un terrible cáncer de pulmón se lo ha llevado junto con su compañero y otros grandes de las sevillanas. Siempre lo recordaremos porque fue uno de los cuatro genios que revolucionaron las sevillanas con su estilo inigualable. Descanse en paz.
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SEVILLANAS ANTOLÓGICAS (XV)

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EL DOLOR DEL AMOR.- Una sevillana grandiosa de Amigos de Gines, con la que abro el año 1,977.



Esta sevillana ha sido muy versionada con posterioridad, y no ha sido poca la gente que me he encontrado creyendo que originalmente era de María del Monte.



La boca de mi amante agüita clara, para mi boca ardiente y enamorada. ¡Ay, qué dolor del amor!








La letra es de un viejo conocido, Paulino González, y la música de Gabriel Hurtado.



Estamos ante una de las mejores sevillanas de Amigos de Gines. Grandiosa definición de las sensaciones amorosas. La rosa y la espina del corazón.









SEVILLA DE MI NIÑEZ.-El Pali se asienta definitivamente como uno de los intérpretes de referencia, en solitario ante la creciente pujanza de los grupos que no dejan de incorporarse, y saca en 1.977 un disco titulado Mi Sevilla, en el que destacó sobremanera esta sevillana que les traigo ahora.








Estamos ante una de las sevillanas más conocidas y cantadas de toda la discografía del Pali, en la que nos sorprende recordando cosas antiguas de nuestra Sevilla, unas no tan lejanas como los afiladores o los pianillos, de los que ya he hablado en algún escrito en este blog hace ya tiempo, otras más lejanas como el tío de la arropía, las guapas cigarreras o la banda de la sopa, y por último algunas totalmente desconocidas, como “aquella de aquel fandango que-te-brillan-las-espuelas”.





TOROS EN RONDA.- Al Pali le gustaba mucho el mundo taurino. Por ello no es de extrañar que alguna de sus sevillanas tengan que ver con los toros o los toreros e incluso que más de una de ellas esté dedicada íntegramente a su afición. Éste es el caso de esta sevillana llamada “Toros en Ronda”, en la que El Pali hace un gran alarde definiendo una corrida en la centenaria plaza de Ronda y en el siglo XVIII. Ahí es nada.



Quizás menos conocida que la anterior a nivel popular, pero muy estimada por los aficionados, se la traigo aquí para que la escuchen y se maravillen con el único e inigualable estilo del Pali.








Y de paso, verá usted como se las gastaban ya en aquel siglo...El señor Presidente no había llegado y la culpa la tuvo una rondeña invitada en el palco de presidencia.


Ayer igual que hoy el asunto no tiene enmienda.





NOSTALGIA DE AMOR.- En 1.977 Los de la trocha nos traen un disco titulado “Piropeando por sevillanas”, que sin duda tuvo un gran éxito. Incluía como ya hemos dicho en el apartado “Sevillanas míticas” la famosa “Otros tiempos” más conocida como Canela pura y también Canto andaluz.








Les traigo ahora aquí “Nostalgia de amor”, una sevillana dedicada a un amor pasado del que se siente nostalgia y al que se desea fervientemente volver.



Sevillana muy popular en su tiempo, pero como prácticamente todo Lo de la trocha hoy en día, bastante olvidada.





HUBO UN REY MORO.- Sevillana de Los de la trocha, también del mismo disco y también muy olvidada hoy en día, pero que se cantó y mucho en el momento de su aparición, especialmente su primer palo.



Y es que todo el mundo se extasiaba ante la historia del rey moro que a cambio de su cuerpo le dio un tesoro a una cristiana. La verdad es que la sevillana es un canto a un amor imposible. Un canto al amor que se siente (como hubiera dicho Cervantes) por una ingrata, blanca por fuera y negra por dentro, con piel de cordera, carita de rosa y alma de fiera.



Los de la Trocha era toda una referencia en aquellos años, pese a ser tan poco conocido por las nuevas generaciones.






LA BUENAVENTURA.- Del disco de 1.977 de los hermanos Reyes es esta sevillana, muy conocida, y que junto con la que reseñaré a continuación brilló con luz propia pese a que ese disco fue en el que vio la luz la mítica “El tío del tambor”, y al igual que ésta su autoría es del bollullero Paco Alba.








Una sevillana que posteriormente versionó con gran éxito Raya Real y que hoy en día es una de las más conocida y cantada de los Hermanos Reyes pese al paso de los años.







SEÑORITO DEL ROCÍO.- Esta sevillana también es tremendamente conocida. La grabaron al alimón (al igual que “El tío del tambor”) Los hermanos Reyes y Los rocieros, pero la de los Reyes llegó a alcanzar gran popularidad, no obstante ser una gran versión la de Los rocieros.



Una sevillana que, como ya hicieron otras anteriormente (recuérdese a Amigos de Gines), reivindica la sencillez del rociero de corazón ante la arrogancia del señorito que acude a la romería a lucirse.


Que no es más el que pregona su arrogancia y gallardía. Hay que saber ser persona para andarse por la vida.

Les dejo aquí la versión de Los rocieros.





PERDÓNALA.- Una de las sevillanas más conocida de Los marismeños, que probablemente debí de haber incluido en el apartado de sevillanas míticas, ya que estamos ante una de las mejores (y no son pocas como usted estará viendo en este blog) composiciones de Manuel Pareja-Obregón.



Hablo al puente de Triana, a la corriente y al río.



Nuevamente alguien que lamenta un amor imposible, pero en esta ocasión se añade un nuevo elemento: la locura de amor. Quien canta se ha vuelto loco de amor y en su locura le habla al puente, a la corriente, al río, a la luz de la mañana, a la estrella y al rocío. Y en su locura ni sabe quien ha sido ni si quiso a la gitana por la que perdió el sentido. Pero al final, le pide a Dios que perdone a la causante de su locura, ya que ella también ha sufrido. El momento de lucidez en la locura amorosa es para pedir perdón por la amada, lo que demuestra la gran generosidad y grandeza de alma del ferviente enamorado. ¡Genial Pareja Obregón, como siempre! Y de colofón una gran interpretación de Los marismeños.

Una sevillana muy grande, incluido en el disco “Nuestra Andalucía” de 1.977. Seguramente usted ya la conoce, pero para que vuelva a recrearse con ella aquí se la dejo.





YO SIEMPRE FUI CON TRIANA.- Otra sevillana grande, también de Los marismeños y también de la autoría del grandioso Manuel Pareja-Obregón.


No voy a extenderme mucho sobre ella, ya que es conocida por todo el mundo esa voz que clama ¡Dejadme aquí, quiero morir con Triana!

Disfruten de ella






UNA PARÁ EN EL CAMINO.- 1.977 fue un año de gran reivindicación del sentimiento andaluz, lo que pudo verse reflejado en muchos de los discos de sevillanas que vieron la luz ese año y por ello no es de extrañar que el título del disco de Los romeros de la Puebla ese año se titulara “Y se llama Andalucía”.

En ese disco, además de la ya reseñada en Sevillanas míticas “Viva mi Andalucía, viva mi pueblo” destacó especialmente esta sevillana que les traigo ahora, de gran popularidad en aquel momento, popularidad que ha perdurado a lo largo de los años ya que se trata de una de las sevillanas más cantadas en las paradas rocieras.

Una “pará” en el camino, una guitarra y un cante, una copita de vino y un revuelo de volantes. Sin lugar a dudas cosas gloriosas.



El autor de la letra es Oliva y la música, como ustedes ya habrán supuesto, de Moya.

Una sevillana de referencia que, si usted por alguna extraña circunstancia no conoce, no debe de perderse.  




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sábado, noviembre 09, 2013

... Y SEVILLA LLORÓ DOS VECES

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Yo no era más que un niño de 8 años cuando Sevilla sufrió su última riada de consideración, pero tengo grabadas en mi retina algunas imágenes de aquello.

El agua no llegó a mi barrio. Como casi todos ustedes sabrán, en aquella ocasión, al contrario de lo que había venido siendo habitual, no fue el río Guadalquivir el causante del problema, sino un pequeño arroyo que quizás, de no haber sido por aquella riada, hoy en día sólo sería un capítulo olvidado de la historia de Sevilla; uno más, sin pena ni gloria. Pero el arroyo Tamarguillo reclamó su protagonismo en aquél invierno de 1,961 y anegó buena parte de la Sevilla de entonces, incluidas muchas zonas del centro, como por ejemplo, La Alameda de Hércules, la Campana y la Plaza del Duque.

                       


Mi madre necesitaba ir a la calle Trajano y yo fui con ella. Impermeable de los de aquella época  ( de grueso plástico duro), paraguas cuya tela y varillas habían sufrido cien reparaciones y unas negras botas de agua (muy común entre los niños en aquellos años) eran mi atuendo; pero pese a ir bien equipados no pudimos pasar. Recuerdo perfectamente como ya en la calle O´donnell, casi llegando a Velázquez, el agua empezaba a dejarse notar. Avanzamos hasta la Campana pero fuimos incapaces de adentrarnos en la Plaza del Duque al ver que una barca campaba a sus anchas por tan desolador escenario. Fue mi única experiencia personal con respecto a la riada, y aunque era bastante pequeño recuerdo perfectamente la escena, quizás porque aquellas cosas inusuales e impactantes quedan grabadas de por vida en nuestro cerebro, independientemente de nuestra edad.

                         


El golpe fue duro para los afectados, un número grandioso de sevillanos, ya que el agua desde su origen hasta el centro de la ciudad anegó numerosos barrios, como por ejemplo Nervión, San Bernardo, Macarena, Heliópolis; en fin, casi toda la ciudad excepto Triana y la parte del centro más cercana a ésta . En la Sevilla de aquellos años mucha gente vivía con gran precariedad y como suele ocurrir en estos casos, fueron ellos quienes peor lo pasaron. Viviendas viejas y chabolas fueron especialmente castigadas por las aguas dada su menor resistencia.

                         


La tragedia fue de tanta dimensión que inmediatamente la solidaridad de todos los españoles puso en marcha su maquinaria aunada toda ella a través del famoso presentador de radio Bobby Deglané quien emitía desde Radio España en Madrid. En aquellos años la radio era el entretenimiento habitual de los españoles y prácticamente toda la gente la oía, tanto más cuanto que para poder llegar a todo el país el programa se emitía también por Radio Nacional, por lo que el llamamiento de Deglané tuvo una enorme repercusión y logró recaudar importantes cantidades de mercancías para el socorro así como dinero efectivo. Muebles, alimentos, ropa, mantas, incluso juguetes para los niños ante las cercanas Navidades.

Para hacer entrega de todo lo recaudado al pueblo sevillano se organizó una caravana que dio en denominarse “Operación clavel”, la cual salió desde Madrid a Sevilla el 18 de diciembre de 1.961. A medida que la caravana avanzaba se le unían coches y camiones en los diversos pueblos que atravesaban, por lo que llegó a alcanzar una gran dimensión.

                         


Toda Sevilla sabía que al día siguiente de su salida, la caravana llegaría a la ciudad, por lo que ese nefasto 19 de diciembre toda persona que pudo se echó a las calles para recibirla. Aquello era un gran acontecimiento y la alegría de los sevillanos se desbordó propiciando una fiesta y un jolgorio que nadie pudo presagiar que terminaría en tragedia.

Como todos ustedes sabrán, una avioneta que sobrevolaba demasiado bajo sobre la multitud chocó contra un cable eléctrico y cayó sobre ella en la Avenida de Kansas City, dejando un balance de casi una treintena de muertos y casi doscientos heridos. Sólo puedo recordar de aquello que yo estaba con mi familia en la calle Luis Montoto y que de pronto la gente comenzó a agitarse y se produjo una desbandada general. Volvimos a casa tan pronto como nos fue posible y ya allí la radio sirvió de informante sobre lo que había ocurrido. Resultaba muy curioso como en aquellos años la gente en general solía tener un miedo cerval a cualquier cosa que le sobrepasara, de forma que apenas la noticia hubo corrido un poco, la gran mayoría de los presentes prefirió salir de estampida antes que quedarse a saber a ciencia cierta qué estaba pasando, en el ejercicio de una costumbre de supervivencia seguramente adquirida en los años de guerra tan recientes entonces: corre primero y pregunta después.

                         


El año 1.961 fue un mal año para Sevilla. Primero por una riada altamente destructiva y después por las terribles consecuencias de la solidaria operación clavel. Sevilla lloró dos veces y sus habitantes vivieron la peor Navidad de sus vidas.



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