sábado, octubre 31, 2009

EL TROVADOR DE SEVILLA

| |
0 comentarios

Añorando yo muchas cosas de la Sevilla de antes, no es extraño que admire al Pali. En realidad no soy más que uno de muchos, ya que el Pali tiene muchos admiradores. No en balde era conocido por toda Sevilla.

El Pali trajo hasta nosotros, generaciones posteriores a él, recuerdos de cosas de Sevilla perdidas en el tiempo. Hoy en día es fácil, a través de Internet rescatar antigüedades tales como lugares, tradiciones e incluso leyendas. Pero en la época en que El Pali ejerció su magisterio, muchos supieron de cosas que hasta aquel momento ni habían oído nombrar.

“Sevilla tuvo hace tiempo, teatros y cafés cantantes”. Gracias al Pali supimos que en Sevilla existieron locales como el Kursaal, el Llorens y el Novedades.

“En el ala te llama, Pepe Valencia”. Conocimos a este desconocido para el gran público cantaor de saetas.

“Y se posara en mis hojas, la saetas de la Marta”. Y esta otra saetera de la Macarena

“La gracia de Manolín, Carabolso y Escalera”. Personajes que seguramente hubieran caído en el olvido de no ser por él.

“Vaya pateros con arte, El Colino y el Corneta”. Costaleros de la Macarena

Gracias al Pali, como digo, conocimos a multitud de personajes de la Sevilla antigua. Pero no solo personajes. Conocimos lugares, anécdotas y hechos. Conocimos que sobre Sevilla sobrevolaba un zeppelín, que un día la calle San Fernando estuvo llena de cigarreras, las tabernas de Triana y la barca de Tomares. Y también conocimos gente totalmente anónima, gente del pueblo, como esa Malena que tenía un puestecillo, o un maletilla que vendía viseras y una bailaora de novedades que ya viejecita se puso a vender agua.

Todo esto lo conocen ahora las generaciones más jóvenes también, y lo conocerán las venideras. Pero ellos ya no podrán conocer al artista. Yo tuve la suerte de conocer al Pali. No era propiamente amigo mío, pero era hermano del Baratillo igual que yo, y lo conocí y charlé con él en algunas ocasiones. El Pali era un pozo de sabiduría; de esa sabiduría que adquieren las personas mayores amantes de su tierra y las tradiciones. Y el Pali amaba Sevilla y sus cosas. También amaba el Rocío, y el Corpus y la Virgen de los Reyes, e incluso la Feria. Pero con lo que de verdad moría el Pali era con la Semana Santa, y en especial con su Piedad y su Caridad.


Ya no veremos nunca más su figura sentado al revés en su silla a la puerta de su casa. Cierto día le dije:
-Pali, todo el mundo te saluda
- Si, y yo les devuelvo el saludo a todos
- Está claro que todos te conocen a ti, pero tú ¿devuelves el saludo a todos, o solo a los que conoces?
-Tengo que devolvérselo a todos, porque como no veo bien, no se a quién conozco y a quién no.

El  Pali era además un amante de la buena mesa. Una comida como Dios manda, sobre todo en abundancia, regada por un buen vinillo eran otra de sus debilidades. Cierto día, tomando algo, y hablando de comida, se le ocurrió un chiste con el que me reí mucho y que recuerdo con especial agrado andado el tiempo.

-A un acusado, le pregunta el Juez-
-¿Cómo se llamaba su mujer?
-Magdalena
-¿Y de apellido?
-Ortiz
Magdalena Ortiz, por eso me la comí.

El Pali tenía también, como los personajes a los que glosaba en sus sevillanas, esa gracia pajolera. Pero sobre todo el Pali era una persona sencilla. Un sevillano  como hay tantos que tuvo la inmensa suerte de tener una voz privilegiada para plasmar en el cante por sevillanas sus experiencias, sus añoranzas, sus recuerdos.

El Pali disfrutaba con y en su entorno. El Postigo, El Baratillo, La casa de la Moneda, las tabernas de calle Adriano, Casa Vicente. Eran sus lugares. Los lugares de su barrio al que tanto quiso. Cantó a todo aquello que en Sevilla mereciera ser cantado, y como legado nos dejó sus sevillanas, y también recomendaciones a la hora de su muerte, como que no le llorara Sevilla “el día que yo me muera”. Y siguiendo su mandato, Sevilla no le llora sino todo lo contrario, se sigue alegrando con sus sevillanas. Esas sevillanas de cuya historia Paco Palacios "El Pali" forma parte indeleble, ya que su nombre está escrito junto a los de los más grandes del género.

Gocen de su cante, porque El Pali es un personaje irrepetible.


Leer más...

jueves, octubre 29, 2009

NIÑA, SE PERDIO LA ORZA

| |
0 comentarios


Las orzas que había en mi casa eran exactamente como esta de este cuadro. He visto muchas fotos de orzas por internet, pero todas son de barro. Esta del cuadro, que es como las que yo recuerdo, también eran de barro, pero con esa pintura amarilla vidriada, que las reforzaba por fuera. ¿Para qué se usaban? Preguntarán los más jóvenes. Pues desde guardar comida hasta especias y todo lo imaginable. De alguna forma eran el equivalente de los botes de cocina de hoy en día por un lado y también de los táper.

¿Qué más cosas se perdieron? De cualquier cocina de los años 50 y 60  saldrían cacharros varios que hoy en día levantarían la admiración de los más jóvenes y avivarían el recuerdo de los de mi generación.

Se perdió el anafe. Era un artilugio portátil de unos 50 cms. de alto, con un depósito de petróleo y un cilindro alrededor del cual se ponía una “torcía” (así la llamábamos, pero su nombre real es torcida), por estar hecha de trapo torcido, la cual iba empapando en el petróleo y ardía consumiéndose lentamente. Llevaba también un regulador cilíndrico, mediante el cual se regulaba la llama dándole más o menos intensidad. Aunque en aquella época todavía se cocinaba con carbón, estos anafes servían de alternativa al carbón y también para calentar cosas rápidas (hacer café, etc). El anafe que pongo aqui es exactamente igual a aquel del que les escribo.

 
                              

Se perdió el molinillo manual. Un ingenioso aparato para moler café, aunque los viejos molinillos sabían bastante más de moler cebada que café. No me extiendo mucho en ellos. Pueden verse todavía en muchos sitios como curiosidades antiguas. Y ya que hablo de café, se perdió el café “migao”, aquel socorrido desayuno-merienda de los chiquillos, que en vista de que no había pastelitos, ni donuts ni nada similar, tenían que añadirle al café trozos de pan con lo que se formaba el cafelito migao. Una cosa si diré a favor de ésta y tantas otras comidas que las madres tenían que imaginar para llenar el buche; no había niños gordos. Es más; cuando empecé a ir al colegio y empecé a conocer niños gordos, resultó que todos eran de familias acomodadas,que podían permitirse otro tipo de comida. Pero otro día hablaré de esas cosas; de los colegios, de los niños, de cómo vestían y de mucho más. Y en términos culinarios, se perdió la merienda consistente en despanzurrar un bollo y echar en el hueco aceite, y ¡venga! A la calle a jugar con la merienda.



Se perdió la damajuana, una garrafilla que aunque hoy en día sigue usándose en bodegas por ejemplo, antiguamente eran totalmente imprescindibles en las casas para almacenar agua principalmente, ya que los cortes eran frecuentes, y el tiempo que tardaba en volver el suministro totalmente incierto. Y también se perdió el soplillo de esparto, tan necesario en las casas para aventar el carbón. He aqui una damajuana




Bueno, por hoy ya está bien. Naturalmente que podría hablar de muchas más cosas, pero quizás ya el resto no han cambiado tanto. Los ralladores siguen existiendo hoy en día, aunque sean más modernos, e igual ocurre con los moldes para flanes, los rodillos, las sartenes, las espumaderas, los cazos, los abrelatas, los sacacorchos y hasta las ollas.solo que ahora son de aluminio y no se agujerean ni hay que llevarlas al latero para que tape al agujero. Todas estas cosas hoy en día siguen existiendo, aunque naturalmente han ganado en estética y efectividad.

Por cierto, la definición de lo que era un latero, queda para el día que toquemos las profesiones.

Bon apetit
Leer más...

martes, octubre 27, 2009

LOS MONSTRUOS DE LAS SEVILLANAS

| |
0 comentarios
Mi primer contacto con las sevillanas fue, como ya ha quedado dicho, a través de la vieja radio, que nos metía en nuestra casa la música de Los Hermanos Toronjo y después de Los Hermanos Reyes.

Pero fue allá en el año 70 y sucesivos, cuando ya salía con la que hoy es mi mujer, e íbamos a aquellas tan socorridas excursiones domingueras de un día en la playa en autocar, cuando empecé a conocer a Los Romeros de la Puebla. Mientras el autobús avanzaba imperturbable hacia algún destino costero de Cádiz o Huelva, sus ocupantes iban cantando una sevillanas que llamaron poderosamente mi atención,

“Arrecoge” la vela del bote, que el viento ya se fue.

Se acabaron las fiestas, Rocío divino

En llegando al Ajolí, no lo dudo ni un momento

La Virgen del Rocío, tiene la cara

Y que me importa que venga mi alma, la luz del día

Podría seguir, ya que eran muchas las sevillanas que se desgranaban una detrás de otra. Sevillanas que sonaban diferentes. Cuando supe que correspondían al primer LP de un grupo llamado Los Romeros de la Puebla, nació desde mi amor a las sevillanas un río de admiración que todavía no ha encontrado su desembocadura, y que espero que tarde aún muchos años en hacerlo.

Si Sevilla fuera reina, corona no le faltara

Cuando voy por la marisma, me dan ganas de llorar

Ya se van acercando las hermandades

Crecieron como el trigo, los dos chavales

La ribera bonita, del río Guadalquivir.

Todas, absolutamente todas las sevillanas de esos LP sonaban a gloria. Cuando indagué sobre la identidad de aquellos que yo ya había bautizado para mis adentros como los monstruos de las sevillanas, vine en saber que eran cinco hijos de La Puebla del Río que atendían a los nombres de Juan Manuel Moya, Faustino y Manolo Cabello, José Angulo y Juan Díaz.

Los Romeros de la Puebla son mi auténtica debilidad. Que nadie vea en esto una contradicción con lo que llevo escrito hasta ahora sobre las sevillanas. Cada intérprete merece su sitio en la historia, y nadie puede quitárselo. Los Romeros pasarán a la historia como el grupo de sevillanas más prolífico, el más creativo, el de mejores voces conjuntas, y por si todo esto no fuera poco, también serán recordados como el más unido; el único grupo en el mundo que lleva en activo más de 40 años siendo sus actuales componentes los mismos que iniciaron la andadura. Un récord que yo no veré romper y que creo que será difícil que lo vean mis hijos, e incluso mis nietos. Y si algún día llega a romperlo otro grupo musical, no tendrá ni mucho mérito, ya que será exclusivamente porque la esperanza de vida del género humano se habrá multiplicado considerablemente.



Sus caracoles, pregonaba la niña

Por las calles de Sevilla, te busqué y no te encontraba

Suspiros de mujer, que lleva el viento

Ay sevillano que pasas, por vera de la Giralda.

Bajo una encina enterré, un perro de cacería

Los de nuestra generación, los que hemos tenido la suerte de ser contemporáneos de estos monstruos, quizás no somos conscientes de que hemos admirado a un mito, a toda una leyenda, que serán recordados como los mejores del género mientras las sevillanas sigan existiendo.

Aunque son tantas las cosas grandiosas que se han dicho y tantas las que se dirán en lo sucesivo sobre ellos, quiero desde aquí rendirle este pequeño homenaje a estos cinco romeros, que tantas y tantas satisfacciones me han hecho pasar en esta vida mientras los escuchaba.

GRACIAS POR TODO. NO OS RETIREIS NUNCA.

Os dejo el enlace a unas sevillanas realmente preciosas de 1.970


Leer más...

lunes, octubre 26, 2009

LOS CINES DE VERANO

| |
4 comentarios
De vez en cuando, una vez o con suerte dos en semana, los niños descansábamos de los juegos callejeros, y si lográbamos reunir el suficiente dinero íbamos al gran protagonista de las noches de verano sevillanas: el cine. El de mi barrio era el Cinema Colón y estaba en la calle Segura. Pero era solo uno de los muchos cines de verano que en toda Sevilla proporcionaban distracción a los vecinos después de un largo día de calor.

La temporada abría con una película gratis (técnica de marketing de los años 60). No sé por qué razón, quizás porque la tuvieran en propiedad, la película gratuita con la que se abría la temporada era siempre Moby Dick. A mi  no me importaba que fuera siempre la misma, porque me gustaba mucho esa película. Me fascinaba el gesto siempre hosco y ceñudo de Gregory Peck en el papel del capitán Achab y cuando el vigía anunciaba desde su posición en el palo más alto del barco la visión de una ballena con las palabras “por allí resopla”.



A lo largo de la temporada, los chiquillos nos decantábamos por ver películas dirigidas a críos. Eran muy famosas “Los robinsones de los mares del sur”, “Polyanna” “Tu a Boston y yo a California” y los inevitables “Marcelino pan y vino” y “Fray Escoba”. Pero las que de verdad nos atraían con fuerza irresistible eran las películas verdes. Había películas que gozaban de fama de ser más verdes que las verdes, como por ejemplo “La gata sobre el tejado de zinc” donde podía verse a Liz Taylor en combinación, o “Fanny”, donde Leslie Caron quedaba embarazada, y realmente no me acuerdo ya por qué era tan verde. Las cosas de entonces, donde el simple hecho de ser catalogada la película como de mayores para 16 años (en aquella época sólo existían o autorizadas para todos los públicos, o para mayores de 16 años), nos hacía pensar que se verían en ellas cosas maravillosas, sin que cupiera en nuestra mente infantil que mamá censura no permitiría nada que se saliera de las normas de buena moral y costumbres. Además, por aquel entonces me extrañaba que a veces los porteros eran en ocasiones inflexibles y no dejaban pasar a nadie que pareciera un imberbe, y otras veces dejaban entrar a todos los chiquillos sin distinción. Con el tiempo comprendí que siendo el encargado del cine inspector de policía y los porteros policías armadas que echaban horas extras, deberían de estar bien informados sobre la posibilidad de que apareciera o no un inspector.

Pero la verdad es que muchas veces la película no importaba gran cosa. La gente iba al cine a echar el rato, a tomarse algo mientras veía la película, o simplemente a atiborrarse de pipas, garbancitos, chochos y cotufas que vendían en la selecta nevería (sic). Y también se pasaba bien cuando la gente silbaba con cada corte que se producía en la reproducción, o cuando la proyección se paraba y en ocasiones tardaba bastantes minutos en volver. Los silbidos y abucheos eran apoteósicos, sobre todo en General, que en eso también había clases y los cines se dividían en General y Preferencia, y representaban una diversión añadida a la de visionar la película. Por otra parte, los altavoces eran tan malos que en ocasiones la película no podía oírse bien.

Pero el cine de verano representaba toda una forma de vida de la Sevilla de aquellos tiempos. Forma de vida que la televisión primero, la playa y la especulación después y el aire acondicionado por último se encargaron de erradicar.

Para que los que no conocieron aquella época puedan hacerse una idea, pongo aquí aquellos cines de verano de los que me acuerdo. Seguro que me dejo bastantes atrás.

CINEMA COLON, ALFONSO XII, SANTA CATALINA E IDEAL en el centro

ALFARERÍA, EMPERADOR DE VERANO, AVENIDA DE VERANO, EVANGELISTA, ESTRELLA, SAN GONZALO Y SANTA CECILIA, en Triana


GRAN VIA, en Los Remedios

CINES PRADO Y OTRO QUE NO RECUERDO EL NOMBRE, en el Prado de San Sebastián

CINE PALMERA, en La Palmera

CINE ANDALUCIA, en Capuchinos

CINE PIO XII, en Pío XII.

Aunque ha habido intentos de recuperar aquella cultura (la Diputación abre todos los veranos un cine en Menéndez Pelayo), es imposible sacar las tradiciones de su contexto. Podrá haber otros cines de verano, pero ya no serán tan entrañables como aquellos
Leer más...

domingo, octubre 25, 2009

LOS REYES DE LAS SEVILLANAS

| |
0 comentarios
Sin duda merecen sobradamente este título. Primero porque su apellido ya era toda una premonición, y segundo porque enseñorearon las sevillanas por todo el mundo antes de que el boom de las sevillanas, que estaba por venir, llegara ni siquiera a atisbarse.

Los hermanos Reyes, Diego y Miguel de los Reyes Mínguez, tomaron el testigo de los hermanos Toronjo y grabaron también discos por sevillanas. Pero no unos discos cualquiera con unas sevillanas cualquiera. Diego y Miguel le dieron un giro radical a las sevillanas y sentaron las bases de lo que en lo sucesivo serían las sevillanas modernas, totalmente alejadas del modelo encorsetado que habían tenido hasta ese momento. Y quizás sin ser plenamente conscientes de ello, mientras sus prodigiosas voces iban desgranando nuevas sevillanas con nuevos temas, iban poniendo los cimientos de lo que vendría después. Esos cimientos sirvieron para que los grandes maestros de las sevillanas, que estaban próximos a llegar, pudieran construir sólidamente encima de ellos.




Cuando Los Reyes hacían que todo el mundo cantara las peripecias de dos caballos que se amaron, y se emocionara con un lirio peregrino que iban a pisar los bueyes, estaban sentando las bases de las sevillanas modernas, y marcándoles a sus sucesores los grandes temas sobre los que las sevillanas deberían versar: el amor, el Rocío (la Virgen, su entorno y el camino) y Sevilla (sus monumentos, sus tradiciones, su belleza). La gran mayoría de las sevillanas de los Reyes y toda la producción posterior hasta nuestros días han versado sobre estos temas.

Pero además, los Reyes revolucionaron totalmente el concepto musical de las sevillanas. No solamente diversificando las melodías hasta conseguir que no se repitiera la misma en dos o más sevillanas, cosa que había sido habitual hasta entonces, sino también introduciendo cambios drásticos, pero estéticamente impecables, en la métrica de los versos, y en especial en los estribillos.

Ni yo tengo los conocimientos suficientes de música para poder versar sobre esto más allá de mi entusiasmo de forofo de las sevillanas, ni puedo extenderme más sobre el asunto. Seguramente ya habrá lugar más adelante, y quizás alguien pueda plasmar técnicamente esto que como simple entusiasta elevo a palabra de ley.

Todas las cosas son discutibles en este mundo. Y como sé que alguien podrá discutirme lo que hasta aquí he escrito, quiero hacer otra afirmación, que lógicamente puede ser también objeto de discrepancia, pero es lo que pienso. La voz de Diego de los Reyes ha sido la más prodigiosa que el mundo de las sevillanas ha contemplado en toda su historia. Quizás algún día llegue al mundo de las sevillanas algún monstruo que la iguale, pero hasta ahora eso no se ha producido.

Los ví cantar a ambos. Tuve la dicha de ver un día cantar solo a Diego cuando ya se habían separado artisticamente en la desaparecida sala de fiesta El Oasis. Y también, en la desaparecida sala Vista Alegre vi un día a Diego acompañado de un cantante de Castilleja llamado Ginés con quien cantó poco tiempo, en no se que intento de lograr una voz que le acompañara, quizás echando de menos la voz de su hermano, ya que desde luego no le hacía falta acompañamiento.Ya por estos años, y como consecuencia de sus dolencias, la poderosa voz de Diego había experimentado quebranto.

Más tarde, en el bar que Miguel tuvo en Castilleja, tuve ocasión de comprobar que Miguel, que hoy todavía canta en petit comité para sus amigos, tiene también una fabulosa voz. Una voz que siempre competía por llegar a la altura de la de su hermano pero que quedaba en segundo plano ante la potencia de aquella cuando cantaban juntos.

Vaya desde aqui este pequeño homenaje a Los Reyes de las sevillanas, que tantas satisfaciones me han dado y me siguen dando en esta vida, cada vez que los oigo. Mientras las sevillanas sean oídas, estimadas y queridas en todo el mundo, sus voces seguirán oyéndose, porque el mundo de las sevillanas no es entendible sin ellos.




Leer más...

sábado, octubre 24, 2009

LOS JUEGOS

| |
0 comentarios
Pues no; cuando los de mi generación éramos unos chiquillos no habían ordenadores, ni plays, ni coches teledirigidos, ni ningún otro artilugio mecánico de los que hoy se agolpan en las estanterías de cualquier juguetería. A lo más que podíamos aspirar los chiquillos era a tener un fuerte en el cual disponer soldados vaqueros de goma y plástico que resistieran el asedio a que desde fuera los sometían los indios de los mismos materiales.

También los Reyes traían en ocasiones una pelota de goma (un balón de reglamento era algo codiciado por todos los chiquillos, pero que los Reyes no podían permitirse traer a los niños pobres). Y andando el tiempo recuerdo que en Reyes llegó una vez el mago electrónico (un juego de preguntas y respuestas bastante ingenioso para la época, todo hay que decirlo), y también unos juegos reunidos Geyper. Las niñas preferían, como era lógico en aquellos tiempos, sus muñecas, algún carrito para transportarlas y algún juego de los que llamaban cocinillas.

Entonces...los niños ¿apenas jugaban? ¡Quiá!, nada más lejos de la realidad. Los niños desarrollaban la imaginación y jugaban con los pocos juguetes que tenían mientras permanecían en su casas, pero sobre todo, los niños pasaban mucho tiempo en la calle, y jugaban con sus amigos.

Al mediodía, después de comer y mientras se hacía tiempo para volver al colegio por la tarde, se jugaba en la calle.

Por la tarde, después de volver del colegio y hacer los deberes apresuradamente para poder salir, se jugaba en la calle,

Y en las noches de verano, cuando los vecinos sacaban a las puertas de sus casas las sillas para sentarse al fresquito y charlar entre ellos sobre miles de cosas, se jugaba en la calle.

¿A qué se jugaba? Bufffffff. Había muchísimos juegos. Los de pelota, en los que se formaba un partidillo con cualquier cosa redonda que se tuviera a mano como balón. Los de piola y sus variadades (la bombilla, A huir a huir a huir que viene la Guardia Civil, San Isidro Labrador, etc). Los de saltar sobre otro/s, como los pepinos y "palma arriba palma al cielo". Los de habilidad, como el trompo, las bolas y la lima. No había lugar al aburrimiento, porque cuando no se jugaba se debatía sobre qué era lo próximo a lo que se iba a jugar, o se cazaban grillos y zapateros para metérselos por el escote a algún amigo que les tuviera miedo, o a algún vecino adormilado que tomara el fresco tranquilamente sentado en su silla.

Pero en mi barrio, el juego rey era el coger. No en balde teníamos para ello el mejor de los escenarios. Cuando los niños iban a desaparecer por largo rato de la vista de sus padres, simplemente anunciaban:

- mamá, me voy a jugar en la ventanilla.

Por toda prevención, las madres advertían a sus hijos con una sola cosa:

-No te sientes en los bancos, que puede haber piojos.




Si. Esto era la ventanilla. Un edificio emblemático de Sevilla, que en aquellos tiempos estaba dedicado a Beneficiencia. Allí acudían por la mañana los indigentes y personas con poco recursos, para solicitar ayudas, comida, o para solicitar que los viera el médico del Padrón. Por las noches algunos indigentes usaban sus bancos para dormir en ellos, de ahí las advertencias maternas sobre los piojos. (Ya sabeis cuál era mi barrio).

El banco mayor de los existentes, en el centro de la fachada que da a calle Arjona, era la barrera, donde el que se quedaba no podía coger a  los chiquillos que en él estuvieran. Todo lo demás era terreno donde el que la quedaba podía descargarse de tamaña responsabiliad y cedérsela al primer pardillo que pìllara, y así sucesivamente en una secuencia sin fin siempre animada por las vueltas y revueltas a la manzana del edificio, y que sólo terminaba cuando estábamos extenuados y sin más ganas de correr. Pero no importaba, en vez de a eso se jugaba a continuación a algo que requiriera menos esfuerzo.

¡Benditos aquellos tiempos en que por toda prevención las madres sólo advertían a los hijos sobre la posibilidad de coger pìojos! Y mientras nosotros jugábamos a todo lo imaginable, nuestras madres se entregaban a las charlas vecinales, totalmente despreocupadas sobre sus hijos, ya que no había motivo para estarlo.

Señor, ¡Cuánto han cambiado los tiempos!
Leer más...

viernes, octubre 23, 2009

LA RADIO

| |
0 comentarios
Aunque la radio, con la aparición de la televisión, sufrió un serio varapalo que la tuvo en jaque durante algún tiempo, ha vuelto desde hace años a renacer buscando nuevas ideas y nuevas formas de emisión, de manera que actualmente es un medio alternativo a la televisión y a la prensa escrita y digital, que mucha gente estima y escucha.

Pero si la labor de la radio hoy en día es estimada y valorada por muchos, en los años 50-60 era poco menos que adorada por todos, ya que representaba el único medio de estar informados y saber qué pasaba, ya que el otro medio alternativo, la prensa escrita, no era apto para todos los bolsillos.

Vista desde la perspectiva de hoy la radio de aquella época era una auténtica atrocidad. Desde el famoso "parte" (así llamaban al informativo que estaban obligados a dar todas las radios nacionales) hasta los programas melodramáticos como "Operación Plus Ultra" o "Ustedes son formidables", eran programas horrendos, que no obstante hacian las delicias de todos, ya que eran el único medio de  pasar las horas muertas, entretenerse y estar informado, aunque esta información  fuera radiada desde el régimen.

Y para los chiquillos, la radio era algo mágico. De aquella caja salían desde canciones de Joselito que tanto gustaban a los niños y de Farina diciéndonos que le habían matado, por robarle, a su pobre perro Lucero, hasta horribles cuentos que supongo harían las delicias de los más peques, como el de la ratita que barría su casita (lalalara larita, barro mi casita) y rechazaba uno tras otro a los distintos pretendientes porque todos querían usar sus cuerdas vocales por la noche mientras dormían, hasta que llegaba el simpático ratoncito que prometía que por las noches no haría otra cosa que dormir y callar.


La radio también tenía sus propios fenómenos sociales, tal como hoy en día lo es Gran Hermano por ejemplo. Hablo de las novelas. Especialmente una hizo raya en la época; se llamaba Ama Rosa, y era una novela por entregas, o sea, cada día un capítulo, el cual daban por la tarde. En aquella maravilla de vida social que representaban las casas de vecinos, en las que las puertas de la gente estaban por regla general abiertas, y siendo un chiquillo podías entrar y salir como Perico por su casa en casas ajenas si tenías la suficiente confianza, o si no la tenías podías cuando menos atisbar a través de la puerta abierta lo que pasaba dentro, yo veía como todas las mujeres, a esa hora de la tarde, ponían su radio para escuchar Ama Rosa mientras se afanaban fregando, o cosiendo o limpiando sus casas.

Más tarde otro tipo de programas venían a hacer nuestras delicias. Recuerdo con especial agrado uno que se llamaba "El criminal nunca gana", y para los chiquillos, cómo no, el famoso "Matilde, Perico y Periquin"

Y por las noches, esas largas noches de invierno en las que la gente se iba a dormir pronto, antes de coger el sueño se ponía la bendita radio, desde la cual Alberto Oliveras nos llamaba a ser formidables, o Pepe Iglesias "el zorro" nos deleitaba con sus increibles imitaciones y sus personajes de ficción.

Si a algún joven de hoy en día lo retrotrayeran a aquella época y escuchara la radio, pensaría que menudo bodrio se tragaban los oyentes. Pero es que no había mucho más que oir. Y observada desde el transcurso del tiempo, que podría haberla dejado muy mal parada, resulta que para los que vivimos con ella, aquella radio  representa algo maravilloso y mágico a la que agradecemos tantos momentos de placer como nos proporcionó.  

Leer más...

LOS PADRES DE LAS SEVILLANAS

| |
0 comentarios


Si llegara a entrar en este blog mucha gente algún día, ya sé que este comentario será motivo de muchas controversias.

Pero la cosa está clara. La historia de las sevillanas es larga y se pierde en lo remoto de los tiempos. Pero la historia moderna de las sevillanas tiene un principio claramente definido. La grabación de los primeros discos por sevillanas. Y quienes tuvieron el honor de hacerlo fueron los Hermanos Toronjo (Paco y Pepe Toronjo Arreciado).

Luego vendrán las voces airadas diciendo que Los Romeros de la Puebla son los mejores (cosa que comparto), que Los Hermanos Reyes son los auténticos padres de la sevillana (creo firmemente que son los padres de la sevillana moderna), que si los Hermanos Toronjo sólo hicieron grabar en disco las sevillanas del pueblo de siempre.

A Los Hermanos Toronjo les cabe el honor de haber grabado en disco las primeras sevillanas, y en consecuencia creo que merecen el título de padres de las mismas. Nadie salga ahora diciendo que Imperio Argentina, o Estrellita Castro ya habían grabado y cantado sevillanas; esto es cierto, pero esas incursiones esporádicas en las sevillanas son sólo eso. Nunca discos completos dedicados exclusivamente a las sevillanas vieron la luz hasta que Los Toronjo los grabaron.
 

Cualquiera que quiera saber y entender de la historia de las sevillanas debe de saber lo que Los Toronjo representaron en ella. Y aunque pueda discutirse sobre la calidad de sus sevillanas o de sus voces (que goce las sevillanas bíblicas) nadie pódrá discutir que estos dos hermanos de Alosno son figuras imprescindibles y necesarias dentro de las sevillanas.

Este artículo atañe a la historia de las sevillanas, de la que quiero escribir, pero atañe también a mi niñez, y en especial a aquellas tardes de principios de los 60 en que el fuerte calor nos recogía a los chiquillos en casa hasta que refrescara un poco con la caida de la tarde y podíamos salir ya a la calle a jugar con los amigos. No había televisión, no había ordenador, no había casi ni juguetes, y por no haber no había ni frigorífico y había que mitigar el calor con agua del búcaro y un abanico, o en su defecto con el soplillo que se usaba para aventar la cocina de carbón (en mi casa lo llamaban el aventador). Pero lo que si había era una radio con la que matar el tiempo (en mi casa era una Philips); y en ella sonaban muchas cosas de las que también iré hablado más adelante, pero  lo que viene a cuento es que sonaban esas maravillosas sevillanas desde las cuales los Toronjo nos decían que el Rocío es bonito por la mañana (flores a ella), que el tío Alonso estaba en el brocal del pozo, que el árbol del querer bien no tiene más que una rama o que dos poderosas naves se iban batiendo. Y en el colmo de la exquisitez nos citaban pasajes bíblicos para darnos a conocer que Dalila era infame, que Absalón presumía de sus cabellos, que Judith mató a Holofernes, o que David vio a Betsabé en el baño. Toda una lección de religión desde el viejo aparato Philips de mi casa.

Y aunque a los que vamos para viejos nos parezca que, como dice el dicho, "cualquier tiempo pasado fue mejor" (esto es cierto sólo porque en cualquier tiempo pasado éramos más jóvenes), yo bendigo a las nuevas tecnologías y en especial a Internet que me ha permitido después de mucho tiempo rescatar esas reliquias de los Toronjo que creí perdidas en lo más hondo de mis recuerdos.

También Internet me permite plasmar esto aqui y vivir en la esperanza de que alguien algún día lo leerá.



Leer más...

ME PRESENTO

| |
0 comentarios
Bien, mi primer escrito en un blog. Mi nombre es Francico. Nací en Sevilla, y de eso quiero escribir, de la Sevilla de mi niñez. De todas aquellas cosas que recuerdo de los años 50 y 60. También de todas aquellas cosas que he ido aprendiendo a lo largo de mi vida, que ya sobrepasa de sobra el medio siglo. Todas las cosas que me apasionan, que son muchas. Entre ellas, y no necesariamente por ese orden, están:

- Sevilla, sus tradiciones y sus cosillas

- Las sevillanas. (El cante y el baile). También las paisanas, que son todas guapísimas, pero a según qué edades uno ya no está para muchos trotes.

- El ajedrez

- El boxeo

- La buena mesa

Y otras muchas cosas que ya irán saliendo y que espero que os vayan gustando y que hagáis comentarios al respecto, y que esto se haga un blog muy popular. En fin, veremos lo que da de si, aunque la realidad es que tampoco espero gran cosa.

Prometo no obstante, que incluso aunque nadie me visite, seguiré escribiendo mientras me divierta.
Leer más...

Custom content